A veces un formato puede ser difícil de comprender. Sea por su retorcida estructura, trama inclasificable, personajes complicados de entender o trasfondos surrealistas. Es una situación en la que uno puede encontrarse a menudo, en muchos mundos: cine, cómics, series, animes… Y en el caso de los videojuegos, Yurukill es la última entrega de títulos incomprensibles.
Yurukill: The Calumniation Games es una extraña creación de Izanagi Games, disponible en España desde el pasado 7 de junio en PlayStation 5, PlayStation 4, Nintendo Switch y PC de la mano de Bandai Namco. Una curiosa mezcla de novela visual, puzzles y juegos de naves, Yurukill nos invita a un irreverente parque de atracciones, lleno de retos y obstáculos para probar la inocencia del elenco principal. En Ramen Para Dos los juegos extraños son parte del día a día de la redacción, pero este marca un antes y un después en cuanto a su rareza.
Argumento
La historia de Yurukill comienza con el despertar de Sengoku Shunju en una prisión flotante. Poco tarda en enterarse que ha sido elegido para participar en los Yurukill Games, una extraña competición en la que varios convictos por crímenes que, presuntamente, no han cometido, deben superar una serie de atracciones mortales para recibir una segunda oportunidad. Para su tarea, se les asigna un compañero de equipo, un Ejecutor, que parece estar relacionado con los hechos acontecidos, y que tiene el poder de mandarlos al otro barrio con el mero pulsar de un botón. Ante esta disyuntiva, Sengoku y los demás convictos deberán superar con esmero los retos para ganar la confianza de sus Ejecutores y probar su inocencia.
Una cárcel para la mente
Aunque el inicio y algunos detalles de la trama hagan pensar en una mala copia de Danganronpa, lo cierto es que la historia de Yurukill cuenta con un nombre de peso a su espalda: Homura Kawamoto, coautor de Kakegurui. Por desgracia, eso es lo más destacable de un argumento que se pierde entre las incongruencias. Es raro, ridículo e incomprensible al punto de tener que tomar pausas para tomar notas. Normalmente esto podría entrar en la famosa distinción de «juego raro japonés», pero este se pasa tres pueblos. Lo peor del conjunto es cómo los puntos más básicos se alargan hasta la extenuación, haciendo que un capítulo que podría ser corto y directo a la yugular (nunca mejor dicho) se haga muy pesado e insufrible.
No ayuda tampoco que en algunos momentos parezca que los diálogos están ordenados de una forma determinada, y no para descifrar los puzzles en la manera que uno más prefiera. Por si eso fuera poco, los diálogos también se estiran sin lógica, entrando en el famoso síndrome cinematográfico de la «repetición por sordera». Lo único que engancha es la curiosidad al ir sabiendo pequeños detalles y bocetos, pero se hace todo tan eterno que uno acaba harto. Si ya la historia entra así mal, el resto de la experiencia sólo puede ir a peor.
Rarezas desconectadas
Si continuamos con el siguiente apartado, los propios personajes tampoco ayudan al disfrute de la experiencia. Ninguno de ellos es ameno, muchos resultan surrealistas y sufren del mismo problema que la trama: casi ni avanzan. La evolución, por pequeña que pueda ser en los primeros compases, es casi imperceptible a ojo del jugador, y para rematar repiten sus síntomas de inflexibilidad una y otra vez. Ver cómo las interacciones se repiten ad infinitum, con los mismos roces entre personajes y las mismas rajadas se hace insoportable.
Si eso no fuera lo suficiente, el elenco es lo bastante extravagante como para que te plantees por qué estás jugando a este juego: desde una idol y su fan número uno (con la cara más rara de Jojo’s Bizarre Adventure) a una dupla detective-secretaria con música incorporada y molestos aires de grandeza. Por no hablar de Binko, la mujer parodia de Monokuma con múltiples trastornos de la personalidad en la voz. Los personajes, más aún el protagonista, deberían tener al menos una pizca de personalidad que atraiga a los jugadores, que les permita conectar con ellos para obtener un mínimo disfrute de la experiencia. Por desgracia, este no es el caso.
Una mezcla que no cuaja
En relación a la jugabilidad, se podría definir como una amalgama de géneros que no casan entre sí. La sección principal es de estilo novela visual, con opciones de responder algunas preguntas incluso cuando ya hemos dado con la respuesta correcta. Por otro lado, están los puzzles para poder superar las fases entre niveles, con la posibilidad de recibir hasta tres pistas para superarlos. Empiezan sencillos, pero se pueden complicar si no se tiene suficiente retentiva. En momentos determinados, se puede dar una situación extrema, llamada Maji-Kill Time, en la que el jugador deba probar su inocencia con distintas afirmaciones para no ser ejecutado antes de tiempo.
Pero la crème de la crème del gameplay se encuentra en las fases de naves: un completo Space Invaders de realidad virtual en la que se deben superar infinitas fases para lograr probar la inocencia del personaje ante el Ejecutor. Sin duda, esta es la parte que más se podría acortar, con infinitas oleadas contra bosses, secciones mentales y psicodélicas y diálogos de la misma índole. Es un conjunto pegado con superglue a una base que se está partiendo a cachos. Lo único que puede llegar a ser interesante son los puzzles, pero el cacao mental que generan entre tantos diálogos tampoco permiten una mejora en el conjunto.
Un look para atraer a los curiosos
Con respecto a aspecto y ambientación, Yurukill al menos logra resultar igual de perturbador que sus aspectos más cruciales. La música tiene melodías distorsionadas para crear mal rollo, y logra situar los silencios en el punto correcto para generar tensión. En general, se comporta y ayuda a complementar las situaciones que se dan, por ridículas que parezcan.
Destacar también la tarea de Yu Kobayashi, la actriz que interpreta a Binko, la misteriosa anfitriona de toda la operación, mostrando una increíble variedad de rangos vocales. No se puede destacar tanto el diseño gráfico, con unos looks de personajes que no encuentran un punto medio. Del genérico aspecto de Sengoku, pasando por la irreal cara del fanático, tampoco logran hacer conexión con el jugador. Y es una lástima, porque al menos este aspecto debería haber salvado los muebles.
Una experiencia demasiado extraña
Sin duda, este es el juego más raro e infumable que he tenido en mis manos. La historia puede llegar a ser intrigante, pero tiene tantas fallas fundamentales que no permiten disfrutarlo como se debería. Todo es innecesariamente largo, muchas situaciones se repiten, el combo novela visual, puzzles y Space Invaders no pega ni con cola y el pack final termina siendo insoportable. Hay detalles de la trama que me dejan con cierta curiosidad, pero el lento avance que tienen me lo quitan de inmediato. Hay novelas visuales donde los pequeños rasgos de los personajes van avanzando poco a poco, incluso al principio de la historia, pero no es el caso de este cóctel de aspecto no muy agradable. Personalmente, no puedo recomendarlo.
En conclusión, Yurukill: The Calumniation Games es un Frankenstein imposible de disfrutar, con un conato de potencial que salta por los aires a las primeras de cambio. En distintas dosis el juego podría haber funcionado, pero la mala combinación de personajes insufribles, argumento complicado y tedioso, jugabilidad mezclada en un caldero de bruja y una falta de avance general hacen que toda la operación resulte en vano. Es posible que algún jugador lo disfrute al ser una rareza japonesa, pero se me hace difícil que puedan entender un ápice de lo que están jugando. Una verdadera lástima para algo que podría haber sido interesante.
Lo mejor:
- Los puzzles pueden llegar a estar bien, a pesar del ejercicio de recordatorio mental que puedan llevar a cabo.
- La banda sonora ayuda a complementar la extraña amalgama que es este juego.
- Hay atisbos de interés en conocer pequeños detalles de la trama.
Lo peor:
- El extraño combo de visual novel, puzzles y matamarcianos, incomprensible la conexión que pueden tener los tres.
- Los personajes son infumables, poco creíbles y con diseños o muy genéricos o extravagantes a más no poder, sin punto medio.
- La forma en la que todo, desde los diálogos hasta la trama, pasando por fases de jugabilidad, se estira hasta la extenuación de forma completamente innecesaria.
Yurukill: The Calumniation Games
Plataforma/s: Nintendo Switch, PlayStation 4, Playstation 5
Desarrollo: NIS America
Jugadores: 1
Audio/Textos: Voces en japonés y textos en inglés, francés, alemán, chino tradicional, chino simplificado, coreano, japonés
Facebook
Twitter
Pinterest
Instagram
YouTube
RSS