Ya están aquí las impresiones de Dragon Ball Super con el capítulo 103, titulado “¡Sé despiadado, Gohan! ¡Duelo contra el universo 10!”, que se emitió el pasado 6 de agosto de 2017. Se recuerda a los lectores que en esta review se desvelan elementos del argumento del capítulo, por lo que si eres curioso o bien quieres comparar opiniones te animamos a seguir leyendo.
La pelea entre Ribrianne y A-17 comienza al mismo tiempo que la lucha entre Rozie y Gokuh. Al ir perdiendo las doncellas, aparece el yardratiano del universo 2 (al que creíamos eliminado) y las rescata, teletransportándose gracias al shunkanido.
Mientras tanto, Botamo se enfrenta a Gohan aprovechando la ventaja que le proporciona su blando cuerpo. Pero el saiyan estaba prevenido sobre este contrincante gracias al enfrentamiento que tuvo con anterioridad el sexto universo con el séptimo y tenía planificada una estrategia. Mediante una ráfaga incesante de puñetazos a gran velocidad, Gohan consigue despegar a su rival del suelo y así ir arrinconándole al borde del ring, expulsándole finalmente con un Kame Hame Ha.
Los dos últimos luchadores del universo 10, Obuni y Rubalt, se plantan ante Gohan y Picolo para combatirles. Rubalt no le dura ni un asalto al namekiano, por el contrario, el combate entre los otros dos rivales está bastante ajustado. El tal Obuni utiliza el ki de su cuerpo para hacer fintas y atacar en el momento oportuno, cosa que perjudica al saiyan, ya que se encuentra demasiado acostumbrado a luchar percibiendo la energía del rival.
Gohan se pone serio y decide dejarse golpear para así poder hacer un contraataque efectivo contra su rival. Obuni, que es un guerrero que derrocha nobleza, reconoce al saiyan como un rival digno y da el todo por el todo. Esto no es suficiente y cae derrotado por un Kame Hame Ha de Gohan.
Al universo 10 no le quedan luchadores en el ring y eso solo significa una cosa, su eliminación por parte de Zeno. A pesar de haber perdido, Gowasu asume su derrota con dignidad. Justo antes de la desaparición de este universo, Gohan se queda mirando un camafeo de Obuni en el que se ve que estaba casado y con un hijo, dejando una victoria con sabor agridulce.
En fin, otro universo que ha desaparecido, aunque a diferencia con el anterior, este nos da más pena porque es más fácil empatizar con sus integrantes. Tanto Gowasu como Obuni han demostrado ser buenas personas y han sufrido el fatal destino de perder en un torneo bastante injusto en el que, sinceramente, creo que Gokuh tiene parte de culpa. Estos desenlaces tan dramáticos son los que hacen que la serie cobre fuerza, aunque también provocan que cada vez esté más convencido de que la resolución final consiste en pedir a Super Shenron que los universos reaparezcan de nuevo.
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