El pasado 13 de junio tuvo lugar la emisión del décimo episodio de Steins;Gate 0 titulado: Pandora de existencia comprobable: Cubículo Prohibido. Como siempre, os recordamos que esta entrada contiene detalles sobre la trama de la serie, por lo que recomendamos no seguir leyendo si no habéis visto el episodio.
Maho comienza a recordar su relación con Kurisu y a compararla con la que tuvieron Mozart y Salieri. Al final, la científica acaba desvelando que admiraba muchísimo a su compañera y que le hubiera gustado ser como ella. Todo esto ocurre mientras decide esconder el ordenador de Kurisu en una taquilla bajo candado.
Tras esto, Maho va a la nueva oficina del profesor Leskinen para comprobar que Amadeus ya se encuentra operativo y pueden volver a lanzarlo. Tras iniciar el programa, Kurisu le comenta a Maho que no cree que Okabe quiera volver a verla porque cree que el científico prefiere hablar con la propia Maho.
Más tarde, Okabe se dirige con Mayuri a casa de Faris bajo petición de esta última. Cuando llegan, descubren que Maho se encuentra trabajando con Moeka y tienen la habitación hecha un desastre. Así pues, Mayuri explica que en realidad lo que Faris quería era que llevaran consigo a Nae para limpiar la habitación, ya que cuando se trata de limpiar a esta le cambia el carácter. Así pues, con la ayuda de Daru, se ponen manos a la obra.
Mientras tanto, Maho pregunta a Okabe si quiere seguir probando el programa Amadeus. Este contesta que sí, faltando así a la promesa que le hizo a Kurisu en la línea mundial Alpha de que la olvidaría. Con esto, Maho le vuelve a instalar el programa a Okabe en el móvil mientras mantienen una conversación sobre Mozart y Salieri.
Una vez que la limpieza de la habitación finaliza, aparecen Faris y Moeka con unas bolsas en las manos. En ellas llevan pijamas para una fiesta que decide hacer Faris con Maho y Moeka. En un momento de la velada, Moeka comienza a tomar notas para su novela y llama la atención de Maho. Ante un comentario de Moeka en el que afirma que cualquiera la puede sustituir, Maho decide darle una charla sobre que no debería subestimarse hasta que se da cuenta de su hipocresía.
Al día siguiente, Maho y Okabe deciden dar una vuelta por Akihabara para ver tiendas. Mientras pasean, se cruzan con una máquina de peluches con la que Maho se pone pesada para conseguir uno. Tras varios intentos, Maho va a por cambio para seguir probando y Kurisu le aconseja a Okabe que sea él quien consiga el muñeco. Cuando Maho vuelve, Okabe le da el peluche y esta le cuenta que en realidad lo quiere para regalárselo a la madre de Kurisu, puesto que esta tenía uno igual pero se quemó.
Tras pasar un día agradable y relajado, Maho le pide a Okabe que vayan al edificio de radio, ya que antes de volver a Estados Unidos quiere ver el sitio donde Kurisu perdió su vida. El científico la acompaña hasta la misma puerta de la sala donde Kurisu fue asesinada y allí Maho comienza a lamentarse de no poder viajar en el tiempo para evitarlo. Okabe le responde que es imposible hacer nada y la joven le pregunta que cómo es que sabe eso. El chico le responde que lo descubrió hablando con Kurisu. Es entonces cuando Maho comienza a dudar sobre si de verdad Okabe y Kurisu sólo se conocían de un seminario, pero al final decide no hacer más preguntas.
A pesar de ello, Maho le explica a Okabe que cuando le ve parece como si siempre estuviera triste por alguna decisión que tomó en el pasado y que siempre parece querer protegerla tanto a ella como a Mayuri. Debido al estrechamiento que surge en su relación, Maho cree que es el momento de contarle a Okabe que tiene en su poder el ordenador de Kurisu con todos los datos de su investigación. El científico se altera tras descubrir que Maho está intentando descifrar la contraseña junto a otra persona y le dice que no debe acceder a la investigación de su compañera puesto que sería como abrir la Caja de Pandora y les podría llevar a la Tercera Guerra Mundial.
Tras un inicio bastante ligero, parecía como si fuéramos a presenciar un mero episodio de transición. Sin embargo, justo cuando se iba acercando a su conclusión, la historia ha comenzado a ponerse poco a poco más sentimental.
Al final, el bombazo que le suelta Maho a Okabe consigue volver a poner a todo el mundo en tensión y dejarnos con alguna que otra pregunta. Una de ellas es, ¿quién es la persona que está ayudando a Maho a descifrar la clave del ordenador de Kurisu? En teoría debe ser alguien de la confianza de la científica, puesto que esta no se fía de nadie. Un ejemplo de esto es que a pesar de llevarse de maravilla con Okabe no ha sido hasta ahora cuando ha decidido contarle la verdad. Habrá que seguir esperando para ver qué sucede, pero poco a poco se van desvelando algunas incógnitas.
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