Ya están aquí las impresiones de Dragon Ball Super con el capítulo 76, titulado “¡Acaba con los enemigos! ¡Vuelve el espíritu de lucha de Krilin!” y que se emitió el pasado 29 de enero de 2017. Se recuerda a los lectores que en esta review se desvelan elementos del argumento del capítulo, por lo que si eres curioso o bien quieres comparar opiniones te animamos a seguir leyendo.
Gokuh y Krilin se encuentran rodeados de antiguos enemigos: Vegeta, Napa, Tambourine, Raditz, Piccolo Daimaoh, Dabra, Freezer, Cell, Majin Boo, el comando Ginew… Lo primero que piensan nuestros héroes es que se tratan de meras ilusiones, pero pronto se dan cuenta que tienen intenciones hostiles y comienzan a atacar.
Krilin entra preso del pánico cuando tiene que enfrentarse a aquellos que le mataron en el pasado. Sorprendentemente, también aparece Bulma de manera repentina y con intenciones perversas. Gokuh decide aunar sus fuerzas con las de Krilin para eliminar a sus rivales con un Kame Hame Ha.
Mientras tanto, en la Kame House se reúnen Mutenroy con su hermana, Uranai Baba y además aparece A-18 con su hija pidiendo explicaciones. El anciano revela que el lugar en el que se encuentran los guerreros se llama el Bosque del pavor, que tiene propiedades místicas y conecta con el más allá tomando dando forma los recuerdos de sus visitantes.
De vuelta al bosque, Krilin discute con Gokuh sobre combatir con antiguos rivales. Mientras que el terrícola lo ve como un problema, el saiyan lo ve como un entrenamiento más. En mitad de la discusión, vuelven a aparecer los villanos, esta vez de un tamaño mayor. Durante el transcurso de la pelea, Gokuh descubre que cuanto más aumenta su poder, más aumenta el tamaño de sus rivales, por lo que decide dejar su energía al mínimo desapareciendo así sus enemigos.
Gokuh decide encontrarse con Krilin volando en su nube Kinton, para así no emitir energía y que reaparezcan los enemigos. Nuestro amigo terrestre tarda un poco más en darse cuenta de cómo vencer a sus enemigos. Finalmente, aparece la planta paraíso con la que Krilin aprende a enfrentarse a sus temores y decide volver a ser un luchador. Al final se desvela que Mutenroy solo quería la planta para prolongar más su vida y que no tiene nada nuevo que enseñarles a sus discípulos.
Tras demostrar su dignidad ante su familia, Krilin opta por volver a raparse la cabeza y volver así a ser un luchador dispuesto afrontar los peligros que acechan a la Tierra en un futuro.
Parece que ya vislumbramos el final del “relleno” entre arcos argumentales, en el que recurren a la aparición de antiguos villanos populares para ver si subimos un poco las audiencias. Solo falta que los héroes tengan que enfrentarse a ellos mismos mediante copias o que se vuelvan malignos por algún motivo (como ya hemos visto en innumerables rellenos de animes), perdón, esto ya se ha hecho también en Dragon Ball Super con el agua esa alienígena que copiaba a la gente.
También recuperamos el aspecto más característico de Krilin, con el que más se popularizó, dando un paso atrás en su evolución como personaje en pos de la imagen más comercial del mismo.
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