Selecta Visión nos trae un lunes más el simulcast de Ataque a los titanes en versión original con subtítulos al español, disponible desde las 19:40 en su web.
Tras descubrir qué había en el sótano, la historia cambia el rumbo y Ataque a los titanes deja de ser la serie que era para dejar boquiabierto una vez más al espectador. Esta nueva entrega del anime obliga a no retirar ni por un segundo la atención de la pantalla, a riesgo de perderse uno de los mayores giros que ha dado la historia escrita y dibujada por Hajime Isayama. No obstante, antes de continuar con la review, recordamos que las siguientes líneas contienen spoilers de la trama del episodio.
«Aquel día» regresa a la infancia de Grisha Jaeger y nos muestra cómo es el mundo exterior. Durante esos años, el padre de Eren descubre las injusticias que sustentan la sociedad en la que vive y que miró para otro lado cuando las autoridades perpetraron el asesinato de su hermana pequeña Fay, cuando ambos lo único que se permitieron fue soñar.
Es inevitable comparar el modo de vida de los eldianos en Marley con la situación de los judíos antes y durante la Segunda Guerra Mundial. El gueto de Liberio o la obligatoriedad de llevar una banda identificativa en el brazo es la clara muestra de ello. La diferencia reside en que esos propios eldianos consideran como una monstruosidad los hechos que cometieron sus antepasados, liderados por Ymir Fritz, y, por lo tanto, jamás deben de oponerse a Marley como castigo a esos pecados. Esta historia se nos presenta con dos versiones: mientras el padre de Grisha cuenta de Ymir que hizo un pacto con el demonio para tener el poder del titán y sometió al resto del mundo al considerarse de una raza superior, Grisha interpreta la historia de una manera completamente diferente y, para él, Ymir era una salvadora. Tras la muerte de Ymir, cuando dividió su poder entre otros nueve y después de lo que se bautizó como la Gran Guerra de los Titanes, el Rey 145 decidió huir a una isla y levantar las tres murallas que todos conocemos, borrando, además, los recuerdos de esa gente que lo acompañó.
La muerte de su hermana, devorada por perros, es la chispa que enciende a Grisha y que le lleva a luchar por la libertad de su raza. En este punto, más que analizar lo que sucede en el episodio como tal, resulta pertinente aprovechar la ocasión para detenerse y hacer un repaso por la vida del señor Jaeger, pues ésta sigue una trayectoria circular.
De niño, siente rabia por el sistema, mira a su propio padre y ve a un perro manso que solo se dedica a obedecer a su amo. No obstante, a medida que crece asume que no puede hacer nada por cambiar las cosas y termina heredando la clínica de su padre para convertirse en doctor. Posteriormente, una vez se une al grupo de aquellos que desean reavivar el antiguo Imperio de Eldia, Grisha pasa años en un estado lleno de ideales políticos que desea imponer a la fuerza en su hijo Zeke, de sangre real.
Todo esto termina en un fracaso rotundo. Su propio hijo lo traiciona. Él, su esposa y todos los demás están condenados a existir como titanes sin raciocinio. La aparición del Búho, personaje infiltrado en el gobierno de Marley, le otorga una segunda oportunidad al salvarlo. Todos sabemos lo que sucedió después. Grisha hace exactamente lo que ya había hecho antes: se establece en los muros, donde lleva una vida tranquila como médico, se casa y tiene un hijo.
En algún punto, sabemos que le arrebató a los Reiss el poder del Titán Fundador y ahora es Eren el que lo tiene. Pero, regresando a la idea del principio, a que la vida de Grisha sólo parece ir en círculos, es fácil ordenar los acontecimientos. Al volver a casa, éste se da cuenta de que ya no tiene su hogar, sino que ha sido arrasado por los titanes. Pero, su hijo Eren sigue vivo. Y este hijo no será como Zeke, quien lo traicionó; Eren continuará lo que él empezó. De esta manera, es posible entender en parte las palabras de Zeke, el Titán Bestia, a Eren en Shiganshina: ambos son víctimas de su padre. Sin embargo, también se plantea la incógnita de qué quería decir cuando afirma que su padre le ha lavado el cerebro.
Eren despierta gritando. Está encerrado en una celda, al igual que Mikasa, por haberse saltado el código militar al haber opuesto resistencia ante un superior. Eren, a través del sueño, ha podido ver las memorias de su padre y esperamos que las palabras de Zeke no vayan a caer en saco roto. Mientras tanto, ¿cómo va a asimilar Eren toda esta información? ¿Qué efecto tendrá en él haber experimentado las memorias de su padre?
Una cosa sí que está clara y es que, una semana más, Wit Studio nos ofrece una adaptación brillante de uno de los capítulos más reveladores del manga de Ataque a los titanes. El estudio se salta todas las viñetas escabrosas, que llegan a revolver el estómago al lector y, a cambio, omite partes que prefiere dejar a la imaginación del espectador. Todo aderezado con una sobrecogedora pieza a piano que va incrementando la intensidad a medida que pasan los segundos y que hace las delicias de todo aquel que disfruta con una buena banda sonora.
Con esto, por supuesto, no le quitamos ningún mérito a Hajime Isayama, creador del material original. «Aquel día» demuestra que el mangaka no es uno de esos autores que deja cosas a la improvisación. Si bien este episodio presenta más dudas de las que inicialmente se tenía, no es menos cierto que las piezas poco a poco empiezan a encajar. Es asombroso que los compañeros de Grisha fueran precisamente los mismos titanes que arrasaron con Trost. Qué ironía que fuera la primera mujer de Grisha, aquella que le prometió antes de ser transformada que no importaba que los separaran porque ella lo encontraría, la que acabara con la vida de su segunda mujer. Menos casualidad es todavía que Zeke de pequeño jugara con un muñeco exactamente igual que él en su forma de titán. En definitiva, las pistas siempre habían estado ahí, el problema era que no las veíamos.
Tras este episodio, se produce un punto de inflexión y Ataque a los titanes da un salto de calidad. Aquellos que sigan el anime estarán confusos y se harán muchas preguntas, pero esa es también la magia de esta historia. Hajime Isayama la reinventa y da un giro inesperado a la trama de manera sublime. Ya no es la historia que muchos creían conocer, todo eso ha llegado a su fin. Bienvenidos a un nuevo Ataque a los titanes.
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