Si Ataque a los titanes se ha ganado el éxito que tiene actualmente es bien merecido, y clara muestra de ello son episodios como el que Selecta Visión ha ofrecido este domingo en su simulcast. Todo lo que hasta la fecha ha estado construyendo el anime que adapta el manga de Hajime Isayama ha sido precisamente para llegar al momento en el que nos encontramos y comprender que el universo de Ataque a los Titanes esconde mucho más de lo que en un principio aparentaba. No obstante, antes de continuar con esta review, recordamos que las siguientes líneas contienen spoilers sobre la trama del episodio.
La semana pasada, el episodio finalizaba con las Tropas de Reconocimiento habiendo logrado derrotar a Reiner. En cambios, esta semana, el inicio del episodio nos lleva de vuelta a Trost para descubrir que en esta historia no existen las casualidades. La sorprendente muerte de Marco en la primera temporada no lo fue, sino que el chico se encontraba, lamentablemente, en el sitio equivocado en el momento equivocado. Marco escucha conversar a Reiner y Bertholdt y descubre por accidente el gran secreto que esconden. De forma desgarradora, el trío de titanes cambiantes conformado por Reiner, Bertholdt y Annie toma la drástica decisión de deshacerse de un compañero. Marco se convierte en una víctima más de Reiner, Annie y Bertholdt cuando le arrebatan su Equipo de Maniobras Tridimensionales y le dejan indefenso ante un titán. Desde lo alto, los tres observan a Marco suplicarles, pero no hay vuelta atrás. Si quieren que su secreto no sea desvelado, Marco debe ser silenciado. Annie llora, mientras que Reiner mira sorprendido y desconcertado cómo Marco está siendo devorado.
Fue seguramente ese momento en el que Reiner comenzó a construir esa doble personalidad que Ymir subrayó durante la segunda temporada, una forma de escapar de la realidad y de esos motivos (aún desconocidos) que le llevan a cometer acciones tan atroces. En ese momento, Bertholdt comprendió que debía hacer algo por Reiner. Por eso, ya de vuelta a la actualidad, antes de que las Tropas de Reconocimiento llegaran a Shiganshina, está más determinado que nunca: no dudará en matar a aquellos que algún día fueron sus amigos. El misterioso guerrero jefe Zeke, que resulta ser el usuario del Titán Bestia (todo un detalle el gesto de rascarse la oreja), es el primero en recordarle que durante esta batalla su lealtad será puesta a examen.
Mientras una parte de las Tropas de Reconocimiento celebra una aparente victoria, los que algún día fueron amigos de Reiner miran desolados lo que queda de él. Connie y Sasha lloran y una vez más Jean debe ser el que les recuerde por qué están ahí y que han sido precisamente ellos los que lo han matado. O eso creían. El Titán Acorazado ruge y el enemigo contraataca.
«La llegada» hace justicia a su nombre. Durante los dos primeros episodios sabíamos que Bertholdt estaba escondido en alguna parte y sabíamos también que la carga que llevaba ese extraño titán a cuatro patas tenía un propósito. En este episodio las piezas encajan a la perfección y Armin es el primero en comprender. El barril que el Titán Bestia ha lanzado y que sobrevuela el cielo de Shiganshina lleva a Bertholdt en su interior. Sin embargo, y contra todo pronóstico, no se transforma, sino que Bertholdt llega hasta Reiner para asegurarse de que sigue con vida y pedirle un favor que será determinante unos minutos después.
Mientras Hange y su escuadrón se dirigen a poner punto y final a la vida de Reiner, Armin intenta parar el derramamiento de sangre dialogando con Bertholdt. El rubio quiere hablar con él e intentar negociar porque, en primer lugar, todavía desconocen muchos aspectos del poder de los titanes. Sin embargo, Bertholdt no necesita escuchar las palabras de Armin porque él ya tomó una decisión hace tiempo: no los considera unos demonios, pero «la gente de los muros» debe morir. Antes de que Bertholdt pueda atacar a Armin, Mikasa entra en acción para protegerlo. Mientras tanto, el equipo de Hange descubre que el Titán Acorazado está boca arriba, protegiendo el cuerpo de Reiner. Bertholdt ha logrado escapar. Es demasiado tarde. Se transforma y todo estalla.
Eren, en su forma de titán, ha podido proteger a Jean, Sasha y Connie. Mikasa y Armin también han sobrevivido escondiéndose tras los muros de una casa. Pero el panorama que observan todos juntos es desolador. El Titán Colosal destruye todo a su paso y todo apunta a que ellos son los únicos que siguen con vida. Y eso solo significa una cosa, Armin está al mando. Las inseguridades del rubio vuelven a aflorar y toma la dudosa decisión de regresar con el comandante para recibir nuevas órdenes. Jean, mucho más pragmático, cuestiona esa decisión, señalando que ese movimiento es un error. Si regresan con Erwin, el Titán Colosal podrá desplazarse hasta el muro y lanzar objetos contra los caballos y el resto de compañeros que los están protegiendo. Por lo tanto, lo único que pueden hacer es pelear y derrotar a Bertholdt. Las llamas se acercan y Sasha y Connie, entrando en pánico, le piden órdenes. Es un momento crucial para su supervivencia, todo parece estar ahora en las manos de Armin. Pero ¿será capaz de dejar de dejar sus miedos atrás y dar el paso al frente que todos esperan de él?
«La llegada» mantiene al espectador al borde de la silla gracias a una narrativa frenética y una banda sonora intensa. Sin embargo, este buen trabajo para generar tensión se ve diluido en parte por una animación y dibujo que flojean en algunas partes y, sobre todo, a ese Titán Colosal con un CGI más que cuestionable, que afean el resultado final y que dejan patente el problema de Wit Studio para integrar el 3D en las escenas. Una pena, teniendo en cuenta que esta temporada tiene los ingredientes suficientes para brillar prácticamente por sí sola. A pesar de todo, una cosa está clara, Ataque a los titanes no decepciona una semana más y el próximo episodio seguro que pondrá las pulsaciones de más de uno a mil por hora.
Facebook
Twitter
Pinterest
Instagram
YouTube
RSS