El pasado 17 de mayo se emitió el séptimo capítulo de Boruto: Naruto Next Generations en la plataforma digital Crunchyroll. Se trata de la continuación del ya mítico shônen Naruto. Esta nueva etapa narra las aventuras de Boruto, el joven hijo de Naruto, ya convertido en Hokage y quien recorrerá su propio camino del ninja.
Os dejamos con las impresiones de este séptimo episodio. Como siempre, recordamos que las siguientes líneas contienen spoilers sobre la trama del capítulo.
Posiblemente el capítulo más flojo a nivel general en lo que llevamos de serie. Boruto y Shikadai continúan investigando el fenómeno de las extrañas posesiones. Lo interesante de esto es que de momento está comprobado que solo Boruto puede “ver” el extraño aura que indica estas posesiones. Cabe recordar que ya sabemos que tiene un tipo de poder ocular hasta ahora desconocido en la serie.
A pesar del prometedor comienzo, el grueso de este episodio se centra en una historia de obsesión y enamoramiento muy flojita: Chou Chou, Sarada y la delegada de clase notan que son seguidas por alguien. Enseguida pensamos que ya estamos otra vez de vuelta con el famoso “ser demoníaco”, pero al poco se descubre que el acosador no es más que Magire, un alumno de la clase de al lado con la habilidad de camuflarse y volverse invisible. Chou Chou cree que este chico está interesado en ella, pero resulta que la persona a la que está siguiendo es Sumire, la delegada de clase (por fin hemos descubierto su nombre).
Para sorpresa de todos (Boruto, Shikadai y Mitsuki acuden al notar jaleo), Sumire rechaza a su admirador, lo que posteriormente desencadena al dia siguiente en una rabieta de este. Magire decide pasar a un acoso más agresivo, logrando finalmente separar a Sumire del grupo con la intención de poder estar a solas con ella. Es entonces cuando se rebela que ha sido poseído.
Por suerte Sarada, Chou Chou, Mitsuki, Shikadai y Boruto logran reagruparse y tras una breve pelea Chou Chou logra hacer entrar en razón Magire, haciéndole ver que si está interesado en alguien no debe ocultarse. “Mejora y vuélvete un chico al que merezca la pena ver, alguien fuerte y en quien se pueda confiar” le dice. Esto le libra de la posesión y, ya calmado, le pide disculpas a Sumire. Aquí hay un detalle curioso, dado que por primera vez han sido las palabras, y no los golpes, los que han librado a alguien de la posesión.
Los chicos poco después reflexionan sobre lo ocurrido y determinan que estos casos están determinados por el chakra (también descubrimos que las dotes como dibujante de Boruto son más bien escasas). Por su parte Mitsuki sigue informando a su misterioso interlocutor de todo lo sucedido y le plantea una importante cuestión: ¿por qué este extraño aura demoníaca solo puede verlo Boruto?. También se muestra como Naruto y Shikamaru siguen desarrollando su investigación, llegando a la conclusión de que alguien busca chakra, pero ¿con qué fin?
Un episodio en líneas generales entretenido pero muy anodino, en el que Chou Chou tiene especial protagonismo, mostrando un peculiar carácter y que vuelve a echar mano del recurso final de mostrar a Naruto trabajando junto a Shikamaru. Esto vuelve a ser la parte más interesante del capítulo y hace que se plantéen ciertas dudas: ¿acaso no habría sido mejor evitar el reboot generacional y haber seguido desarrollando la historia centrándose en la vida de Naruto como hokage?
Esperamos que esta nueva generación tenga suficiente fuerza y carisma por sí misma, pero para eso será necesario abrir nuevos caminos que no haya explorado la franquicia previamente.
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