El pasado 19 de abril se emitió el tercer capítulo de Boruto: Naruto Next Generations en la plataforma digital Crunchyroll. Se trata de la continuación del ya mítico shônen Naruto. Esta nueva etapa narra las aventuras de Boruto, el joven hijo de Naruto, ya convertido en Hokage y quien recorrerá su propio camino del ninja.
Os dejamos con las impresiones de este tercer episodio. Como siempre, recordamos que las siguientes líneas contienen spoilers sobre la trama del capítulo.
Para empezar el capítulo comienza mostrando a una extraña criatura de aspecto maléfico, que recuerda vagamente a un Bijuu.
Este episodio ha servido para presentar a un nuevo personaje, Metal, quien prácticamente es un calco de Lee y de Gai. Sin embargo todavía no se sabe si es un alumno o hijo del propio Lee. Además, tiene un nombre realmente extraño, ¿tendrá algún significado?
La historia que se ha contado esta semana ha girado prácticamente alrededor de Metal. Por culpa de una nueva travesura de Boruto durante un entrenamiento con shurikens Shikadai, Inojin, Iwabee, Boruto, Metal y la delegada de clase son castigados, por lo que les mandan reparar la escultura en piedra del rostro de Naruto. Durante el castigo y el entrenamiento previo se ha podido ver que Metal, a pesar de lo habilidoso que es, se vuelve muy torpe cuando se pone nervioso. Esto hace que Metal estropee más la escultura y que Shikadai termine reprochándole que siempre termina fastidiando las cosas.
Al día siguiente Shikadai pretende disculparse, pero Metal comienza a actuar de forma extraña, como si estuviera poseído, de la misma manera en que estuvo Denki en el primer capítulo. Esto hace que ataque a Shikadai y que Boruto e Inojin deban acudir en su ayuda. Tras lograr «reducirle», haciendo un ingenioso trabajo en equipo, parece que Metal vuelve a su ser. Durante el combate Boruto, gracias a un jutsu ocular que se le activa involuntariamente, y probablemente heredado de su madre, es consciente de que algo raro está controlando a Metal.
Uno de los momentos más interesantes del capítulo tiene lugar posteriormente en la casa de Boruto, donde comienza a hacerse preguntas sobre este nuevo poder que ha despertado en él. Por este motivo le pregunta a su madre, quien posee la técnica ocular del Byakugan. Desgraciadamente cuando parece que Hinata va a aclarárselo Naruto regresa a casa agotado tras un duro día de trabajo. Es un momento un poco gris ya que Naruto apenas saluda y se dirige directamente a la cama mientras que el resto de la familia se dispone a cenar.
Esta clase de detalles son los que han ido generando que Boruto sienta cierto rechazo hacia su padre y hacia todo lo que representa ser Hokage. Llama mucho la atención como un personaje tan carismático como Naruto, siempre tan lleno de entusiasmo en esta nueva etapa sea una persona algo más sombría. Quizás es simplemente su nueva personalidad como adulto condicionada por la enorme carga que lleva sobre sus hombros. Aunque ahora el protagonista es Boruto, sería interesante que en un futuro se muestre más al Naruto Hokage.
Merece también la pena destacar una escena que tiene lugar en la casa de Shikadai en la que Shikamaru y Temari tienen una charla con su hijo respecto a lo sucedido con Metal. Es curioso ver las posturas tan diferentes que tiene la pareja tratando de educar a su hijo: Shikamaru y su eterno razonamiento “perezoso” y Temari mucho más temperamental. Sea como fuere esta charla es la que hace que Shikadai aprenda la sabia lección del día y decida pedirle perdón a Metal (aunque Temari los “castigue” sin cena).
Finalmente, la mayor incógnita que nos ha dejado el episodio ha sido el ya mencionado ser que aparece brevemente al principio del capítulo. Todo parece indicar que está relacionado con la extraña presencia malévola que ya ha poseído brevemente a dos ninjas y que ya ha sido detectada por Boruto.
La serie sigue generando interés en este arranque que de momento está sirviendo para presentar a los personajes de esta nueva generación.
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