Continuamos con la invasión titánica y os traemos las impresiones del segundo capítulo de la segunda temporada de Ataque a los titanes. Aunque antes, como siempre recordamos que las siguientes líneas pueden contener spoilers de la trama del episodio.
En este segundo episodio titulado “Estoy en casa” la acción se ha reducido con respecto al primer episodio. Aunque lo más interesante ha sido que hemos conocido la historia que se esconde detrás de la inocente Sasha.
Aunque antes de conocer este secreto, los minutos principales han estado protagonizados por Eren, Mikasa y Armin, quienes son trasladados al sur por orden de Erwin, tras escuchar que los titanes han superado el muro Rose. Aunque los tres amigos sigue dándole vueltas a que haya titanes dentro de la muralla, sobre todo Armin que no para de preguntarse cómo es posible que haya titanes en el muro: ¿se construyó gracias al poder de titanes como Annie? ¿cómo fue esto posible? Y es que a lo largo de esta temporada se van a conocer más detalles sobre la verdadera naturaleza de los titanes y, por el momento, solo se ha rasgado la superficie de la verdad que esconde este mundo de Ataque a los titanes.
Durante su viaje a las tierras del sur, los tres amigos son acompañados por Levi, Hanji y el pastor Nick del Culto de la Muralla. La presencia de este no es casual, dado que Hanji quiere el sacerdote vea la verdad sobre los titanes y termine por confesar. Como ya comentamos en la review anterior, la relación entre Hanji y Nick (quien irónicamente la comandante ha llamado su “amigo”) va a dar momentos bastante interesantes. Todo bajo la atenta y fría mirada de Levi. ¿Lo volveremos a ver en acción nuevamente?
Volviendo a la protagonista del capítulo, de camino hacia su pueblo natal, Sasha recuerda cierto momento en el que se estaba peleando con su padre por un trozo de carne. Una escena en la que vemos ese lado salvaje de Sasha con la comida y que nos recuerda a la memorable escena de las patatas. Mientras come un pedazo de carne, su padre le confiesa el cambio de rumbo que debe sufrir su familia: dejar la caza por la agricultura. De esta manera su comunidad saldría ganando. Aunque Sasha se opone a ayudar a aquellos que les han humillado anteriormente concluyendo con un primer plano del arco de caza (dejando entrever lo que ocurrirá después).
De vuelta a la realidad, Sasha se ve obligada a replantear su postura al auxiliar a una niña que estaba viendo como un titán de 3 metros estaba devorando a su madre tranquilamente en una escena de lo más perturbadora. Tras fracasar al intentar acabar con el titán y espantar a su caballo (pobre Sasha), decide huir con la niña y un arco que había encontrado. Toda temerosa, Sasha recuerda una escena durante su etapa en la academia junto a Ymir y Krista, donde la primera se reía de su acento. Ambas le animan a aceptarse tal como es, sin tener en cuenta la opinión de los demás. El protagonismo de las dos amigas irá en aumento en esta temporada.
Llega un momento que Sasha decide sacrificarse, mandando huir a la niña y enfrentándose con el titán, armada únicamente con el arco. Y es aquí donde vemos la valentía y pericia de Sasha con el arma, cegando al titán en una escena de lo más épica. Tras el combate se reencuentra con su padre, quien se muestra sorprendido por cómo ha cambiado su hija.
El episodio concluye con Connie regresando a su pueblo, ahora completamente devastado y sin el más mínimo rastro de vida. Lo único que encuentra es su casa aplastada por un gran titán de cuerpo grande y extremidades pequeñas. ¿Cómo ha llegado ahí? ¿Dónde está su familia? Hasta la semana parece que no lo sabremos.
En general, este ha sido un episodio algo más lento que el anterior, pero no por ello menos interesante. En este queda claro que los protagonistas no van a ser solo Eren, Mikasa y Armin, quienes de momento son solo meros espectadores. En cambio, el episodio ha servido para dignificar la figura de Sasha, que no es solamente la torpe y graciosa chica de las patatas, sino que detrás de ella se esconde una valiente recluta, capaz de lanzarse a los brazos de un titán por salvar a los demás. Una escena que, a pesar de no contar con las maniobras tridimensionales, ha sido bastante sorprendente y bien animada (sangre incluida).
Tampoco ha faltado el lado amargo del ser humano y que tan presente se encuentra en la obra de Isayama. La niña contó cómo el pueblo abandonó a su suerte a su madre y a él. Aunque como bien dejó claro el flashback, solo colaborando entre todos podrán vencer a los titanes. Un concepto muy japonés e inherente a la épica de Isayama.
Por lo que se pudo intuir en el adelanto del siguiente capítulo, los titanes parecen acechar al equipo de exploración. Así que quien se pueda quejar de la poca acción de este episodio, se verá recompensado con el siguiente.
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