Cuando uno de sus empleados despunta por su buen trabajo, su jefe se le acerca y le pregunta: «¿Qué te parecería si te multiplicáramos?». Tras esta propuesta que podría suponer un respiro para los empleados saturados de trabajo, como es habitual con las ofertas «mágicas», se esconde una realidad ligeramente más ilegal de lo que debería.
Según el periódico japonés Nishi Nippon Shimbun, los directores de dos de los restaurantes de esta cadena de restaurantes ofrecieron esta «multiplicación» a cuatro de los estudiantes extranjeros que trabajaban a media jornada. Sin embargo, el método que les ofrecen para conseguir la multiplicación no es demasiado científico y, en lugar de requerir una cámara para clonar o tomar muestras de ADN, implica doblar el turno a los trabajadores pero con un nombre diferente en cada turno. De este modo los restaurantes conseguían un nuevo trabajador tan bueno como el original.
Tal y como el director de la cadena ha confesado a la policía: «Los estudiantes aumentan sus ingresos y los restaurantes consiguen buenos trabajadores. Es una situación en la que todos ganamos». Salvo porque es ilegal, claro. Además de que en esta situación no todas las partes salen ganando, puesto que los estudiantes trabajaban 45 horas a la semana sin los beneficios que estas jornadas conllevan. Sin olvidar que las leyes japonesas estipulan que los estudiantes extranjeros no pueden trabajar más de 28 horas por semana. Una norma que se constituyó para garantizar que los extranjeros con visado de estudiante realmente emplean su estancia en Japón para estudiar y no para servir pollo y cerveza durante todo el día en un restaurante.
Fuente: Rocket News 24
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