Como consecuencia de su traumática infancia, el joven Shogo siente un profundo rechazo por el amor en cualquiera de sus manifestaciones. Sumido en una espiral de odio y violencia, su errático comportamiento requiere la intervención de profesionales de la psiquiatría… y de una entidad divina que le embarca en un inolvidable viaje a través del tiempo y el espacio, destinado a que descubra el verdadero significado del amor.
La Canción de Apolo es otra de esas obras de la etapa gekiga que Osamu Tezuka supo explotar cuando los niños que habían crecido en los 60 con sus manga, demandaban ciertas historias más adultas propias de su edad. Tezuka dió un giro a su producción intentando acaparar la atención de estos lectores. Es lo que se ha venido denominando la época más oscura de Tezuka, en la que se tocaban temas más adultos y realistas. Entre otros temas, el que toma en este caso es el amor, el erotismo y el sexo. Veamos que nos ofrece el unánimemente aclamado Dios del Manga.
Argumento
Shogo se cría con su madre soltera que sobrevive económicamente como puede. Con parejas sentimentales varias, Shogo crece sin una figura paterna de referencia o más bien todo lo contrario, con muchas figuras paternas en intervalos cortos de tiempo que lo desequilibran emocionalmente. De manera latente, comienza a sentir un odio irrefrenable por las relaciones sentimentales y/o físicas. Esto lo lleva a ser irascible y odiar con toda su alma este tipo de situaciones amorosas. Como consecuencia una violencia desmedida que lleva a matar animales e incluso personas. El protagonista acaba encerrado en un psiquiátrico donde usaran algunos métodos para curar esta patología. De manera real o ficticia, Shogo es una persona abocada a un destino trágico en la que, la diosa Atenea, lo condena a sufrir una vez tras otra la misma pena. Se enamorará y su pareja dejará su vida en este mundo de manera trágica junto a él.
Así, junto a Shogo, el lector irá viendo al protagonista en diferentes épocas históricas y el trágico destino al que está condenado a sufrir repetidamente, una y otra vez.
Una historia de amor, sexo y ciencia-ficción
No es nada desconocido que Tezuka veía la influencia, tanto cultural como social del manga en los lectores, así que intentaba, además de entretener y divertir, ofrecer algo más en sus obras. En este caso podríamos pensar que quería ofrecer algo de lo que actualmente llamamos fanservice. Pero Tezuka no sólo daba diversión y entretenimiento. El mangaka aprovecha para mostrar aspectos de la vida que pueden suponer un dilema moral y que pueden chocar con las creencias religiosas, éticas y morales del ser humano.
A través de la maldición del protagonista, Tezuka nos muestra el mundo de las relaciones humanas desde su vertiente sentimental, la educativa y la lúdica (amor, procreación y sexo, podríamos enfatizar). Así que a través de la metáfora inicial Tezuka sumerge al lector en un viaje por las relaciones humanas, con personas que no acaban de encajar en la sociedad en la que viven. Así nos lo cuenta el propio Tezuka al final de la obra cuando se editó el tomo recopilatorio en Japón allá en los años 70, cuando nos habla que el sexo comienza a sentirse como algo natural y habitual en los mangas entre la juventud del país nipón. Cita entonces al reconocido Go Nagai con su obra Harenchi Gakuen (La escuela indecente), como un referente de autores que comenzaron a introducir el erotismo en sus obras y han ayudado a normalizarlo entre estudiantes universitarios y bachilleres.
Por otro lado también me gustaría resaltar el tema de la clonación humana, en la que Tezuka hace bastante hincapié durante gran parte de sus páginas. Un concepto que debió sorprender en la época con la publicación de esta historia, la clonación humana. Seguramente los lectores pensaron que era una historia de ciencia-ficción, la cual sigue siendo válida actualmente. Hoy en día, la clonación humana sigue siendo algo que asimilamos a un futuro, aunque la clonación animal ya se ha hecho patente en los últimos años.
Estilo
Tanto el diseño de personajes como la composición de viñetas es el habitual del maestro en aquella época, aunque creo que en esta ocasión consigue traspasar una línea muy fina que la hace diferente: los personajes están algo más estilizados de lo habitual. Tezuka suele dibujar personajes algo caricaturescos sin proporciones realistas, pero en esta ocasión no es el caso consiguiendo un estilo casi actual. No abusa de las tramas y sigue utilizando composiciones de viñetas atrevidas para la época, en la que predominaba un estilo más estático. Sigue queriendo sorprender, arriesgar con ideas nuevas y atraer a un público nuevo y fidelizar al antiguo.
Un autor muy prolífico
Tezuka nació el 03 de noviembre de 1928 en la ciudad de Toyonaka (Osaka), el mayor de tres hermanos, creció en el seno de una familia liberal con gran pasión por el manga y la animación. Su experiencia durante la 2ª Guerra Mundial le hace comprender el valor de la vida, lo que lo lleva a convertirse en médico, pero finalmente opta por aquello que más le gustaba: el manga y la animación. Esta manera de pensar se transmitió a través de sus mangas y las películas de animación que él creo, causando una influencia en la psicología de la juventud nipona de la posguerra.
Pero Tezuka estaba a otro nivel y después de 20 años contando historias shônen, pasó a lo que se denomina la etapa oscura del autor. Una época en la que Tezuka comenzó a desarrollar unas historias pensadas para esos jóvenes cada vez más adultos que habían crecido con sus mangas. Pedían más historias y el mangaka buscó maneras de captar su atención. Así que cogió la estela que habían iniciado sus “discípulos” y reinventó el “gekiga”. Así en durante la década de los años 70 y parte de los 80 realizaría obras como MW (1976-1978), Adolf (1983) y Black Jack (1973-1984), Oda a Kirihito , Ayako y la presente La canción de Apolo, además de El libro de los insectos humanos”.
La obra de Tezuka fue muy prolífica y dejó 150.000 páginas repartidas en unas 700 obras en total y unas 60 películas de animación que marcarían una época, asentando las bases del manga y del anime tal y como lo conocemos actualmente. Entre todas estas obras deberíamos destacar Buda, que nos cuenta de una manera personal y bien documentada, la vida de Sidharta Buda y Fenix, la obra más íntima del maestro que comenzó en 1954 en la que va contando la historia de varias civilizaciones en épocas muy diferentes del pasado, presente y futuro en el que el ave que resurge de sus cenizas es el protagonista común en todas ellas. Obra que fue publicando durante toda su vida y que dejó inacabada ya que en 1989 con 60 años de edad, ya que fallecía debido a un cáncer de estómago.
Edición
La editorial ECC es una editorial con un bagaje detrás, pero novel en el mundo del manga. Ésta es una de las primeras incursiones en cuanto al manga japonés. Ha decidido comenzar con una obra “corta”, un tomo único entre la extensa obra de Tezuka. Una editorial que apuesta por una temática un poco más adulta enfocado a los consumidores de manga y/o novela gráfica de todo tipo.
Es una edición muy correcta, los materiales el papel y el acabado son correctos, en este caso encontraría a faltar unas tapas con solapas que suelen ofrecer un mejor resultado. Tengo que claudicar en pedir tapa dura al igual que suelo comentar en otras reseñas de obras de Tezuka. Ésta ofrece un cierto reconocimiento a la obra, pero acaba encareciendo el precio final y dado los tiempo que corren, mejor optar por opciones más económicas.
La relación calidad/precio la veo ajustada y espero que la edición venda bien para dar lugar a que más obras de Tezuka puedan llegar a nuestras manos. Y si es con esta calidad de impresión y de acabado general siempre van a ser bienvenidas. Quizás el PVP de 25 euros resulta un cierto escollo para el lector, pues nos encontramos una obra algo menor entre las obras de Tezuka más reconocidas.
Conclusión
En esta ocasión, tanto el estilo de su dibujo como el diseño de sus personajes son totalmente válidos hoy en día. Sin duda, una muestra demuestra la talla y grandiosidad del maestro, que ha creado obras que resisten el paso del tiempo y varias décadas después de su creación, siguen siendo válida y perfectamente disfrutables por sus lectores.
Argumentalmente no es una obra redonda y quizás acaba pecando en exceso de utilizar el mismo recurso de manera repetitiva, hecho que puede acabar cansando a algún lector. Por lo demás una buena obra que se deja leer y se puede disfrutar.
Lo mejor
- Otra buena oportunidad de ver al Tezuka más “oscuro” diferente y adulto.
- El buen saber hacer del autor nos ofrece una obra atemporal tanto en su estilo como en su contenido.
- Tezuka innova en sus viñetas con composiciones arriesgadas y diferentes
Lo peor
- Que al ser una obra de hace 40 años, siga sin encandilar a los más jóvenes
- El precio de 25 euros a pesar de tener una buena relación calidad/precio, puede echar para atrás la compra a más de un lector.
La Canción de Apolo |
Buena |
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