Doraemon es posiblemente uno de los personajes más conocidos del manganime. Y es que prácticamente es conocido por personas de todas las edades. En España no solo es uno de los pocos animes que se emiten religiosamente en televisión, sino que también hay merchandising de lo más variado basado en el popular gato cósmico y sus amigos. Sin embargo, había algo que faltaba en nuestras estanterías: el manga original de Fujiko Fujio.
Para quien no sepa a estas alturas qué es Doraemon, se trata de un manga kodomo creado por Fujio Fujiko, alias de los mangakas Hiroshi Fujimoto y Motoo Abiko. Comenzó su serialización en la revista Yoiko de la editorial Shogakukan el 1 de diciembre de 1969 y se publicó en distintas revistas hasta 1996. Aunque los autores también publicaron sus propias historias de Doraemon con distintos seudónimos: Fujio F Fujiko (Hiroshi Fujimoto) y Abiko Fujio Fujiko (Motoo Abiko).
A lo largo de todos estos años y, a pesar de la muerte de Fujimoto en 1996, se han publicado más de 1300 historietas de Doraemon en distintas revistas, algunas incluso firmadas por autores distintos a Fujio F Fujiko. La serie ha ganado multitud de premios y ha sido adaptada a distintas plataformas: anime, live-action, teatro… Además su fama no se limita a Japón, sirva de ejemplo la cantidad de obras y merchandising de la serie que hay en España, gracias en gran medida a Luk Internacional.
Sin embargo, la publicación del manga en España era una de las asignaturas pendientes de Planeta Cómic, editorial que tiene los derechos de la obra en nuestro país. En los 90 intentó publicar en más de una ocasión la colección de Tentômushi cómics del manga que recopila en 45 tomos una selección de historias recopiladas por el mismo Fujio F Fujiko, aunque no acabó llegando a buen puerto. Pero en el XX Salón del Manga de Barcelona la editorial anunció la licencia de una edición a todo color y en seis volúmenes de las historias más representativas de aquella edición.
Cuando los sueños se hacen realidad
El protagonista del manga es Nobita, un niño cobarde y con cierta mala suerte. Tiende todo a salirle mal, además de ser acosado continuamente por sus compañeros de clase Suneo y Gigante. Aunque su actitud tampoco ayuda mucho dado que es bastante holgazán. Para tratar de ayudarle un poco en su día a día, desde el futuro le enviaron a Doraemon, un robot con forma de gato en cuyo bolsillo esconde algunos de los artilugios más sofisticados capaces de hacer realidad cualquier sueño. Sin embargo, como todo en esta vida, nada es tan fácil como parece.
La estructura de las historias no difiere de la adaptación animada. Nobita, o cualquiera de sus amigos, acude al gato cósmico con un deseo o problema, y este trata de conseguirlo o solucionarlo, respectivamente, con alguno de sus objetos. Aunque al final nada sale como era de esperar, en la mayoría de casos por culpa de una mala actitud de alguno de los personajes: egoísmo, pereza, capricho, etc. El castigo a modo de cierre sirve de moraleja para que los jóvenes lectores no sigan el camino tomado por los protagonistas.
Las historietas son sencillas, con un ritmo ágil donde se encadenan las acciones y los gags de humor (seguramente motivado por el público al que va dirigido). Si bien es cierto que pueden ser predecibles en su mayoría, debido al patrón clásico que siguen, la composición del tomo y a la imaginación de Fujiko F. Fujio impiden que caiga en la repetición. Por ejemplo, si en la mayoría vemos cómo Nobita acude a Doraemon con algún deseo, el motivo por el que este se va al traste varía: la pereza de Nobita, la envidia de Suneo y Gigante… De esta manera, se rompe ligeramente la expectativa del lector, lo que hace que la lectura sea mucho más amena.
Aunque es cierto que se echan en falta algunos elementos que podrían ser interesantes para alguien que quisiera profundizar más en la obra. No se cuentan los orígenes de la amistad de los dos protagonistas, ni tampoco se profundiza en el resto de los personajes principales, algo que es vital para entender su forma de actuar. Si bien no son elementos clave para las historietas, alguien que quisiera saber más de la obra puede verse algo defraudado.
Arquetipos al servicio de la educación
Hay dos elementos que prácticamente hacen únicos a cada capítulo: los personajes y los inventos de Doraemon. Es gracias a estos dos elementos los que han hecho que el manga haya tenido el éxito que tiene. No solo como entretenimiento, sino también educativo.
Los personajes son auténticos arquetipos. Nobita es el personaje débil y holgazán que continuamente tiene que ser ayudado por Doraemon. Por otro lado están Suneo y Gigante, los “villanos” del manga que debido a sus caprichos y celos acabarán metiendo en problemas a Nobita. Completa el plantel de personajes principales Shizuka y que suele encarnar el interés amoroso de los protagonistas.
Todos estos acuden a Doraemon en busca de posibles soluciones a sus vidas y que este responde con los artilugios más variopintos. Aunque el gato cósmico es mucho más que un baúl de los deseos, sino que es la voz de la conciencia y de la razón. Por esto, todos sus artilugios representan un arma de doble filo: mal usados pueden buscar un buen lío a su usuario.
Aunque al ser historias inconexas, impiden conocer un poco más a los personajes, algo clave para entender su forma de actuar y donde reside parte de la moraleja final de las historias.
Un dibujo más complejo de lo que parece
El dibujo de Fujiko F Fujio les recordará a más de uno a los diseños de Osamu Tezuka, algo que no es de extrañar siendo una de sus principales influencias del autor. Se trata de un dibujo clásico y sencillo, con cuerpo proporcionados y redondeados. Las caras gozan de expresividad, algo clave en un manga humorístico como este.
Sin embargo, a pesar de su sencillez, se trata de un dibujo bastante efectivo. El autor usa las tramas justas en las viñetas, las necesarias para generar movimiento. Además, los detallados fondos (algo sorprendente teniendo en cuenta el género de la obra) tienen el espacio bien repartido generando tridimensionalidad con facilidad.
Pero lo que sin duda sorprende del dibujo es el uso del color. Todas las viñetas están coloreadas de manera magistral, ya sea en los fondos, en los personajes, o simplemente para destacar algún elemento. La única pega puede ser que algunos capítulos están en bicolor, pero esto no es problema del autor, sino de la publicación original.
Sobre los autores
Aunque se trata de una recopilación de las historias de Fujiko F Fujio, resulta imposible hablar de Doraemon y no hablar de su otro creador: Abiko Fujiko Fujio. Ambos formaron uno de los dúos creativos más exitosos y prolíficos de la historia del manga.
Hiroshi Fujimoto (Fujiko F Fujio) y Motoo Abiko (Abiko Fujiko Fujio) son originarios de la prefectura de Toyama donde se conocieron en la escuela primaria. Ya aquí empezaron a realizar ilustraciones que compartían entre ellos en secreto por vergüenza. Poco a poco fueron perfeccionando sus dibujos, teniendo como referente a Osamu Tezuka, el “dios del manga”.
En el instituto debutaron en el mundo del manga con Tenshi no Tama-chan en 1951. También en esta época conocieron en persona a Osamu Tezuka quien les auguró un brillante futuro por delante. Si bien Abiko encontró un trabajo poco después y era reticente a abandonarlo, Fujimoto quería hacer realidad la visión de Tezuka. Aun así, por esta etapa publicaron varias obras bajo el seudónimo de Tezuka Fujio y Azhizuka Fujio.
En 1954, y a pesar de la negativa de Abiko, llegaron a Tokio para debutar como mangakas profesionales. Aquí junto a otros autores formaron el grupo llamado New Manga Party y se establecieron en el complejo residencial de Tokiwa-so donde tuvieron una actividad frenética de publicación. Sin embargo, en 1955, afectados por la carga excesiva de trabajo, fallaron en una fecha de entrega, perdiendo la credibilidad frente a las editoriales. A partir de este momento decidieron centrarse en trabajos individuales.
Aunque en 1963 se volvieron a juntar para fundar Studio Zero, que llegó a ser una de las productoras de animación más destacadas de la época. Junto a ellos se encontraban nombres ilustres del manga como Shin’ichi Suzuki, Shotaro Ishinomori y Fujio Akatsuka, entre otros. Studio Zero fue el encargado de animar exitosos mangas como Astroboy. En esta época también escribieron mangas juntos como Obake no Q-Taro, que también fue animado por el mismo estudio, además de trabajos individuales. Especialmente, Fujimoto se había centrado en historias infantiles con cierto toque de ciencia ficción que fueron el germen de Doraemon.
El 1 de diciembre de 1969 se publicó por primera vez el primer capítulo de Doraemon en las páginas de la revista Yoiko, propiedad de la editorial Shogakukan, donde ya llamó la atención el color azul del gato cósmico. Desde entonces se sucedieron las historietas protagonizadas por Nobita y sus amigos llegando a publicarse hasta en 16 revistas distintas y a adaptarse a multitud de medios audiovisuales.
Sin embargo, en 1987 el dúo anunció que se separaba por diferencias creativas, pero en verdad se debía al cáncer de hígado de Fujimoto. Tras solucionar los problemas de copyright, Fujimoto siguió publicando historias hasta su muerte en 1996.
Aunque el personaje de Doraemon no acabó con la disolución del dúo creativo. En 2007 empezó a publicarse en la KoroKoro Komikku Eiga Sutōrī Doraemon, una serie de historietas largas escritas primero por Yasunori Okada y, después, por Shintarō Mugiwara que contó con tres volúmenes. Si a esto sumamos la ininterrumpida emisión del anime y el variado merchandising, el éxito de la serie parece no tener fin.
A día de hoy, el dúo Fujiko Fujio está situado entre los grandes nombres de la historia del manga. No solo por su prolífica trayectoria, sino también por haber creado uno de los personajes más carismáticos del manga con el cual crecieron y aprendieron la mayoría de mangakas actuales.
La edición
Planeta Cómic ha lanzado la edición en un formato tomo B6 (12x18cm.) en rústica con tapa blanda con solapas. Se echa en falta la sobrecubierta habitual que suelen tener la mayoría de títulos manga del mercado, aunque la cubierta es resistente.
La traducción resulta correcta y es de agradecer el apéndice final donde se incluyen algunos comentarios interesantes sobre la edición en concreto, así como el origen del personaje.
Teniendo en cuenta que es una edición a todo color, el precio de 9,95€ resulta más que ajustado.
Conclusión
En julio de 2014, el periodista Santiago Roncagliolo publicó un artículo donde advertía de los peligros de Doraemon y del mal ejemplo que daban los personajes a los niños. No obstante, la edición de Planeta Cómic a todo color es la perfecta respuesta a aquel artículo.
En los seis tomos que componen la serie condensa la esencia de la obra creada por Fukijo Fujio. Los ingeniosos inventos, los enredos, los gags humorísticos, las persecuciones… Todo orientado a enseñar que no todo se puede conseguir con un invento sacado de la manga, sino que hay que trabajar para ello. Si bien es posible que se echa en falta una continuidad, o trasfondo de los personajes, la edición es la perfecta manera de conocer de primera mano la genialidad Fujiko F Fujio.
Además, el color del dibujo eleva la calidad del dibujo. A pesar de su sencillez y estilo clásico, los diseños de Fujio son muy expresivos, con unos fondos detallados y tridimensionales.
Una compra obligada tanto para los más pequeños, como para los amantes del manga. Dado que en ninguna colección de manga que se precie no puede faltar uno de los personajes más representativos, no solo del manga y el anime, sino de la cultura japonesa.
Lo mejor
- Sucesión de gags entretenidos y divertidos
- El dibujo a todo color
Lo peor
- Faltan elementos de la historia interesantes
Doraemon Color
Editorial: Planeta Cómic
Formato: Libro rústica, 160 págs. Color 128 x 180
Tomos: 6 (Finalizada)
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