Hace unos días comentaba con un compañero de redacción la palpable diferencia entre las obras manga de autor y las de editor. Hecho muy evidente sobre todo en ciertas franquicias de la todopoderosa Shueisha. Editorial que tiende a estirar hasta el infinito cada gallina de los huevos de oro que pasa por sus manos. Pero este mal se extiende mucho más allá. La última que parece haber caído en este saco: Ataque a los Titanes.
El otro día me sorprendí al leer unas declaraciones del editor de la obra, Shintarō Kawakubo, que declaraba que el manga de Hajime Isayama tenía programada una duración de tres o cuatro años más, a pesar de que el autor declaraba hace menos de un año que el manga tendría como mucho unos veinte volúmenes.
Algo así se pudo empezar a intuir cuando a finales del año pasado Hajime Isayama ya comentaba sus dudas sobre el primer final que tenía en mente y de cómo pensaba alterarlo tras el éxito cosechado por la versión animada ¿Estamos ante otra obra de editor?¿Ha caído en las garras de los editores y productoras? Todo parece indicar que sí. No deja de ser triste ver cómo una obra que nace con una estructura completa, quizás pensada para 15 tomos y no 60, se modifica para “contentar a los fans que siguen la serie de animación”.
Personalmente me enamoré del manga en los 90 por esa variedad de historias y géneros, habituado desde los 80 a leer cómic americano, principalmente de súper héroes. El manga para mí supuso una bocanada de aire fresco, con obras mucho más personales y características del autor que las firmaba. De aquella época recuerdo perfectamente a Shirow, Hojo, Takahashi, Katsura…
Años después me ocurre algo parecido pero a la inversa, huyo del manga “afranquiciado” cada vez más común hacia el cómic de autor occidental y disfruto como un enano de obras menos populares y que se salen de lo habitual, como la genial Locke and Key, del hijo de Stephen King; o la Space Opera Saga, triunfadora de los Eisner de este año.
No obstante, en el manga existen obras de autor, autores que son más conocidos que sus propias obras y siguen brindándonos historias originales que llevan impresa la inequívoca marca. Me refiero a los Matsumoto Taiyô, Takehiko Inoue, Naoki Urasawa, Kaoru Mori, Hiromu Arakawa o mi último gran descubrimiento: Kengo Hanazawa.
Entiendo la existencia de las obras de editor, sin ellas no existiría la gran industria del manga y el anime que conocemos, pero la verdad es que yo cada vez aborrezco más ese tipo de obras y me decanto más por una buena obra de autor ¿Y vosotros?
P.D.: ¡Nos vemos en twitter: @Batto_RP2!
P.D. 2: Esta vez no publiqué mi columna el domingo… me he retrasado un pelín! lo siento.
Este artículo representa la opinión de su autor, sin que sea necesariamente compartida por el resto de miembros de Ramen Para Dos.
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