En marzo de 2018 finalizaba en nuestro país el manga de Bleach, obra de Tito Kubo, editada en España por Panini Cómics tras el cese de derechos por parte de Shueisha a Glénat, editorial que comenzó a editar el manga en junio de 2006. El manga de Bleach empezó a publicarse originalmente en Japón en la revista Weekly Shonen Jump en agosto de 2001 y finalizó su serialización en agosto de 2016. Es por eso que, a continuación, os presentamos las opiniones de algunos redactores de la web sobre el final de esta serie.
Iba a petarlo y le petaron (FaeH)
Bleach comenzó a publicarse en España en junio de 2006 y empezó a conquistar a los otakus gracias a su magnífico arco de la Sociedad de Almas. En esta segunda saga, el misterio, los giros argumentales, un carismático elenco de personajes y las épicas peleas conquistaron a un público que ensalzó este manga como parte del tridente que lo petaba en la Shônen Jump junto a Naruto y One Piece.
Tras esta saga vino la de Hueco Mundo, bastante interesante también, pero lo siguiente en llegar dejó a los lectores con una mueca de descontento en la cara. Sí, llegaron los Fullbringers. Este nuevo arco argumental supuso, entre otras cosas, el fin del anime, que tanto éxito había cosechado. Este fue un arco breve, pero el que le siguió (el último de la serie) fue el de los Quincy. Aquí se intentó repetir la fórmula que tan buenos resultados obtuvo en el arco de la Sociedad de Almas. Y tras ver por fin los esperados bankai de bastantes de los personajes más poderosos, el enemigo final tuvo un desenlace bastante soso, como toda la saga en sí. Además, el epílogo final recuerda bastante al de Naruto, donde somos testigos del salto generacional y cómo continúan los jóvenes con el legado de sus padres.
Es una pena, porque Bleach era una serie que prometía convertirse en algo muy grande, pero tras su batacazo con los Fullbringers, nunca consiguió remontar esa calidad y epicidad que recordamos con nostalgia. A pesar de todo, me considero fan incondicional de la serie, ¡bankai!
El final de la odisea de Tite Kubo (Cassius)
Aunque la publicación de Bleach finalizó en el año 2016, justo quince años después de que se iniciara su publicación en Japón, no ha sido hasta este pasado mes de marzo en el que en España hemos podido dar por concluida la serie con su último tomo. Bleach ha sido, junto a Naruto y One Piece, una las series shonen que han marcado a toda una generación de lectores, entre las que me incluyo. Por ello su conclusión hace necesaria una reflexión sobre el desarrollo global de la serie, y especialmente sobre su final.
Analizar una obra tan extensa sin caer en la nostalgia es algo francamente imposible, especialmente tras estar más de diez años siguiendo la serie. Sin embargo, visto en perspectiva, se podría decir que los primeros cuarenta y ocho tomos de la serie, que abarcan la saga del shinigami sustituto, la saga del rescate de Rukia de la Sociedad de Almas, las dos sagas relacionadas con Hueco Mundo y la pelea final con Aizen, se desarrollan en un perfecto esquema de introducción, nudo y desenlace. Tal vez si hubiera concluido la serie en este punto no se hubieran cerrado muchos de los cabos sueltos de la misma, pero, aunque podrían haberse narrado algunos eventos de forma distinta, Tite Kubo hubiera conseguido cerrar la serie en algo asimilable a un verdadero final.
Pero no, no fue así. Tal vez por presión de la editorial, o por la necesidad del autor de querer contar más historias y de seguir añadiendo personajes que en general nunca terminan de desarrollarse, nació la infame saga de los FullBringers. Sin duda, el punto de inflexión de la serie y que ha provocado desde entonces el desazón entre todos los lectores. Realmente, muchos lectores de la serie que hablan mal de la misma probablemente la abandonaron durante esta saga tan absurda, que duró un año completo y que destruyó todo lo construido hasta ese momento por el autor.
Pasada esa saga tan lamentable, empezó la primera parte de la guerra con los Quincy, que me devolvió la fe en la serie, con una gran cantidad de momentos emocionantes en los que se resolvieron muchas de las lagunas argumentales introducidas durante la primera parte de la serie. Sin embargo, tras ello vino la saga final, la Guerra de los Mil Años, que se volvió eterna.
La parte final de la serie nunca será recordada por su coherencia en el desarrollo de sus personajes, con momentos en los que las escalas de poder y las contradicciones argumentales no pararon de aparecer hasta el final. Las batallas eternas, marca de la casa del autor, junto a enemigos insufribles, fueron desgastando, desde mi punto de vista, la serie, aunque sí es cierto que permitió ver casi todos los poderes finales de los personajes. Fanservice, en definitiva.
A Tite siempre ha parecido que desde la editorial le dieran manga ancha para desarrollar la serie, no obstante esa misma libertad la terminó hundiendo. Al final desde la misma editorial obligaron a concluir la pelea final en unos pocos capítulos de una forma apresurada y simplista, dando pie a la derrota de Yhwach de una forma lamentable. Al menos, dejaron que el autor realizara un epílogo, siguiendo la línea de Naruto, para concluir la historia tras el final de la serie con vistas a una posible continuación, si se diera el caso.
A pesar de todo lo anterior, a mí entender Bleach ha sido una buena serie aunque el final haya sido poco impactante. Tendrá sus altibajos, como todas las series interminables, pero siempre la recordaré con cariño por ser de las primeras series a las que me enganché y me volví fan incondicional.
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