El otro día, por salir de la rutina, fui a un karaoke. Este consistía en un pequeño escenario en el fondo de un bar dónde se subía la gente a cantar o, al menos, intentarlo. En las diferentes mesas que había en el local, veías a la gente elegir con cuidado la canción a interpretar de un pequeño catálogo de canciones. Cuando por fin se habían decidido, subían al escenario y, entre los nervios de cantar de cara al público y un exceso de motivación al intentar imitar al cantante en cuestión, allí había más gritos que en la película de Battle Royale, algo que causaba las risas del local. Al poco tiempo salí de allí, ya fuera por vergüenza o por amor a mis tímpanos.
Al llegar a casa, se me dio por investigar cómo eran los karaokes en Japón, cuna de este entretenimiento y, como era de esperar, nos llevan años de ventaja.
Para empezar, baste decir que karaoke viene de kara (空) que significa vacío y oke, abreviatura japonesa de la palabra inglesa orchestra (オーケストラ, ōkesutora). Es decir, orquesta vacía, la cual completa la persona que canta. Fue creado por Daisuke Inoue en los años 80, aunque otros sostienen que fue un show americano de los años 70 el que lo creó.
Al principio, las casas japonesas fueron un obstáculo para la difusión del karaoke al estar hechas de madera y no estar insonorizadas, algo que impedía cantar por las noches. Pero esto cambió con la invención de los karaoke- box que, en su origen, eran automóviles de carga adaptados para poder reunirse y cantar. Actualmente, consisten en salas individuales e insonorizadas dentro de bloques de edificios. Estas constan de sofás, una pantalla para las canciones, varios micrófonos y un teléfono por donde se llama al servicio de restaurante. Además, están abiertos las 24 horas todos los días de la semana, permitiendo pasar a uno horas y horas cantando sin límite de tiempo.
En cuanto al repertorio de canciones que nos podemos encontrar, este es bastante amplio, abarcando muchísimos géneros e incluyendo las canciones más actuales. Hay una larga lista donde se diferencian las japonesas de las extranjeras. En estas últimas, hay canciones en inglés, alemán e incluso español (al parecer, no hay karaoke en que no se encuentren La macarena o El aserejé). En cuanto a las japonesas, nos podemos encontrar cualquier canción de anime o live- action. Sin embargo, si no sabes japonés o no conoces la canción no podrás cantar muchas, debido a que la letra está escrita en kanji o hiragana.
Hoy en día, los karaokes son los principales lugares de ocio en Japón, ya sea para celebrar comidas o reuniones de amigos, familiares o incluso compañeros de trabajo. Es más, los hombres de negocios lo ven como la forma ideal de distracción donde se comparte bebida y canciones.
Gran parte de este éxito se debe a sus asequibles precios. Alquilar una habitación cuesta entre unos 1000 o 1500 yenes a la hora (entre 10 o 15 euros), dónde en la mayoría de casos se incluye barra libre de bebida. Aunque bien es cierto que el precio varía dependiendo del día, siendo más caro un fin de semana por la noche que cualquier otro día. Incluso hay gente que prefiere pasar la noche en el karaoke, eso sí, pagando un suplemento por ello.
Es tal el éxito de los karaokes que han sido varios los autores que no se han podido resistir a llevar a sus personajes a dichos sitios. Por ejemplo, en Sin-Chan hay un capítulo (Eh, nos vamos de karaoke) que tiene lugar en un karaoke y donde se puede observar bastante bien el funcionamiento de los mismos. También en un karaoke tiene lugar un caso del anime de Detective Conan, el capítulo 42, Asesinato en el karaoke.
Así que mientras en Japón el karaoke es como un patrimonio cultural, en occidente tenemos otro tipo de karaokes donde más que el entretenimiento individual, prima el colectivo. La mayor parte de los recintos españoles son como el descrito arriba: un bar con un escenario al fondo donde las personas suben a interpretar los diferentes temas. De esta manera el cantar está enfocado para divertir tanto a la clientela del local como al que está cantando. Aunque, como me ocurrió a mi, el espectador también puede sufrir.
Sin embargo, gracias a juegos como el SingStar, es posible llevarse el karaoke a casa. Esta saga fue creada por Sony Computer Entertainment Europe en el año 2004 para Playstation 2. En este videojuego además de poder cantar se podía competir con los amigos, ya que cuanto mejor cantaras, mayor puntuación obtenías. Posteriormente, la compañía japonesa desarrolló más juegos, abarcando de esta manera los diferentes géneros musicales, incluso dedicando uno de ellos a las canciones de Disney. Viendo el éxito obtenido de la saga, varias compañías lanzaron sus propias versiones como el Sing it o el Ultrastar. Otro de los que más éxito han tenido ha sido el Rockband, desarrollado por Electronic Arts y que además de cantar se pueden tocar instrumentos, fusionando así dos exitosas series: SingStar y Guitar Hero.
A pesar de los intentos de las distintas compañías de llevar el karaoke a nuestros hogares, queda patente la gran diferencia entre los karaokes japoneses y los que nos podemos encontrar aquí, algo que podría justificarse por la forma de ser de cada uno. Allí son privados, seguramente motivado por el carácter reservado de los japoneses. Sin embargo, aquí en España, son públicos al ser nosotros de naturaleza más extrovertida. Si bien es cierto que podemos tener vergüenza, tras acabar de cantar por primera vez, ya bajamos pensando en la siguiente canción a pedir. Aunque muchos preferiríamos el modelo japonés. Pues ya puestos a hacer el ridículo, mejor que sea entre amigos.
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