El pasado viernes 19 de julio Netflix estrenó a nivel mundial Saint Seiya: Los Caballeros del Zodiaco, una nueva adaptación de la celebérrima obra de Masami Kurumada. El anime abarca en 12 episodios los arcos del Torneo Intergaláctico y el de Los Caballeros de Plata.
Con motivo de este estreno hemos decidido hacer un artículo especial dedicado al merchandising que nos llegó a España de Los Caballeros del Zodiaco en los primeros años, cuando a principios de los 90, la recién estrenada cadena Tele 5 comenzó a emitir la serie. Me gustaría aclarar que este artículo no pretende ser una investigación exhaustiva, ni pretende sentar cátedra en la materia. Simplemente pretende compartir una perspectiva y vivencias personales que en mi caso, siendo un crío de 7 u 8 años por aquel entonces, quedó fascinado por esas armaduras, esas batallas, la maravillosa banda sonora compuesta por Seiji Yokoyama y la belleza de Saori. Sentimientos que muchos recordarán o descubrirán por primera vez gracias al remake de Netflix.
En 1990, poco después del estreno de la serie original en el programa infantil de la tarde Superguay (que emitió la citada Tele 5) nos quedamos alucinados cuando Bandai trajo las figuras de nuestros héroes. Lógícamente poder trasladar esas alucinantes batallas cósmicas a nuestra casa era una experiencia que no queríamos perdernos, aunque la cosa, vista con perspectiva tuviera sus fallos.
Para empezar, esta primera serie de figuras articuladas de acción provenían de Francia (de ahí que los nombres de la caja estuvieran en francés) y venían con unas armaduras que no asociábamos a la serie, por muy molonas que fueran. Esto se aplica a los cinco caballeros protagonistas: Pegaso, Dragón, Cisne, Andrómeda y Fénix. El motivo es que estas portaban las segundas armaduras que obtuvieron los personajes y que lucieron por primera vez en la saga de Asgard. El problema es que la emisión todavía no había llegado a esos capítulos, aunque lógicamente atamos cabos cuando se estrenó la citada saga.
De todas formas también se pusieron a la venta los 12 Caballeros de oro, algunos caballeros de Asgard como Alpha, Beta o Epsilon y, por último, otros pocos de la Saga de Poseidón como el propio Poseidón, Sirena, el Dragón de los Mares o el Caballero de los Mares. También llegó la figura de Marin del Águila. Siempre eché de menos una figura del Patriarca, con sus alucinantes hombreras de pinchos, o las primeras armaduras de Seiya y cia, las cuales sí que se pusieron a la venta en Japón.
Otro problema que recuerdo de estas figuras es que visto con perspectiva, se vendió como juguete un artículo que ya de aquella tenía un formato más de coleccionista. No eran figuras adecuadas para recrear batallas, ya que las piezas de la armadura se soltaban y desgastaban con facilidad. Por otra parte las articulaciones de los personajes, especialmente en las piernas, enseguida perdían resistencia y terminaban siendo dos “colgajos”. El detalle, forma, color y dibujos de las armaduras, aun siendo algo toscos, si que estaban bien logrados para la época, así como los rostros de los protagonistas. Vuelvo a repetir que hablamos en el contexto de principios de los años 90. Lógicamente el nivel de realismo y detalle no puede compararse a las Myth Cloth de los últimos años.
Por último, y no menos importante, el precio. Las figuras de los caballeros eran casi un artículo de lujo para la época. Costaban la friolera de 3.995 pesetas, unos 25€ de hoy día, pero insisto, en aquella época era bastante dinero para una figura, por lo tanto nuestros caballeros solían ser regalos de cumpleaños o de reyes.
Por supuesto, como con cualquier serie de éxito infantil de la época como Dragon Ball u Oliver y Benji, los caballeros también llegaron en multitud de pequeñas figuras de plástico rígido de dudosa procedencia y calidad. Estas eran muy fáciles de encontrar en cualquier tienda de “Todo a 100” (pesetas, se entiende) de la época.
Otro artículo que también fue un exitazo fue el álbum de cromos que editó Panini en 1992. La colección abarcaba desde el comienzo de la serie hasta el final de los combates contra los Caballeros Negros, vamos, un tramo muy pequeño de la historia. La colección constaba de 240 cromos, y estos eran fotogramas del anime original que, junto a un pequeño texto, iban relatándonos la historia. Algunos momentos concretos estaban compuestos por cuatro cromos que, juntos como un mosaico, componían una imagen de mayor tamaño. El álbum además se complementaba con un póster central que había que rellenar con 12 cromos correspondientes a los Caballeros de oro. Estos cromos tenían un fondo plateado, por lo que podían considerarse cromos especiales.
Otro aspecto curioso de este álbum es que las páginas contenían dibujos en grande de algunas escenas. Estas ilustraciones claramente no eran originales del manga o el anime, sino que simplemente se trataban de dibujos hechos por otros ilustradores (posiblemente españoles o italianos) cuya calidad era bastante dudosa. De todas formas puedo garantizar que estos aspectos nos importaban bien poco, y comprábamos, completábamos e intercambiábamos los cromos con verdadero entusiasmo en el patio del colegio.
También había puntos de intercambio muy famosos como el Rastro en Madrid o el Mercat de San Antonio en Barcelona. Estos puntos, sin ir más lejos, siguen activos a día de hoy todos los domingos.
El siguiente artículo que nos llegó podría ocupar un artículo en sí mismo. Se trata de la cassette de Los Caballeros del Zodiaco que editó la casa discográfica Horus. Lejos de ser la maravillosa banda sonora original de la serie, esta contenía un pastiche de canciones sin ningún tipo de relación con la música original. Se trataban de canciones cantadas en español, y eran todas del mismo corte: un extraño mix mezcla de marchas militares, italo-disco y electrónica chusquera tipo Camela. Fascinante, horripilante y sonrojante a partes iguales. La verdad es que si se piensa con frialdad el estilo de estas canciones casa perfectamente con el ya mítico opening en castellano que todos conocemos. Sin embargo este último es una obra maestra al lado del resto de temas.
Curiosamente, el caso de esta cassette no es algo extraño o anecdótico, ya que el hecho de sacar discos basados en series de éxito del momento era una práctica muy habitual de la época. Series como Campeones, Bola de Dragón o Supergol tuvieron sus respectivos discos. Esta era una estupenda forma de tratar de rentabilizar una licencia de éxito sin pagar un duro a sus propietarios, ya que eran canciones “basadas en”. Además la inexistencia de internet en esos días propiciaba un descontrol total en lo que a manejo y explotación de derechos se refiere.
Por último, y a modo de “bonus track”, os hablaré de otro artículo de la serie que tuve la suerte de poseer una temporada, aunque en este caso fue gracias a la importación, ya que no se puso a la venta en España. A una juguetería de Madrid, no se cómo, llegaron las llamadas Arenas de Combate. Se trataba de una estructura de plástico, de considerable tamaño, en forma de coliseo romano. El set incluía 6 pequeñas figuras, tres de ellas eran Pegaso, Cisne y Dragón (estas articuladas en brazos, cabeza y piernas) con sus primeras armaduras, las otras tres eran rígidas, de color negro y representaban a “malos” menores. A los lados del coliseo se situaban dos grandes pinzas articuladas, cuya función era enganchar las figuras para simular combates aéreos. Por otra parte la mitad de la grada se dividía en tres bloques los cuales podían abrirse hacia fuera, ampliando el espacio de juego. Cada bloque tenía una pequeña plataforma, las de los lados, accionando una palanquita, hacían saltar la figura por los aires, mientras que la central, girando una rueda, hacía girar a la figura. Por último una plataforma central también podía elevarse.
La verdad es que era un juguete bastante pintón y completo, y las figuras, aunque pequeñas, estaban muy bien detalladas y era una pasada jugar con ellas. Las Arenas de Combate a día de hoy son un objeto bastante apreciado por los coleccionistas de Saint Seiya.
Con las arenas damos por concluido este pequeño repaso por algunos de los artículos más destacados que tuvimos la oportunidad de disfrutar en España durante los años de gloria de Los Caballeros del Zodíaco en nuestro país. Posiblemente fue la serie de anime que más representación en merchan tuvo en esa época y que, a pesar de su calidad en algunos casos, contribuyó a popularizar aún más la obra de Kurumada en nuestro país.
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