Tras recorrer la distancia que separa la zona de taquillas y entrada del pabellón C, me llevé la primera impresión una vez dentro: el Salón se celebra en la planta superior de dicho pabellón, estando la planta baja acordonada. Sin embargo, gracias a su amplia superficie, se puede caminar sin demasiado agobio y, lo más importante, corre el aire.
La prueba de fuego llegará cuando el nivel de asistentes alcance su cuota máxima, pero lo que es indiscutible, es que ha sido un acierto apostar por un pabellón más amplio que en años anteriores, algo que se agradece y hace que la experiencia sea más agradable.
La distribución de las zonas temáticas está bien planificada. Junto a la entrada al pabellón se ubican los talleres y actividades. Al fondo está el escenario, con bastante espacio libre alrededor. Entre ambas, se localizan las tiendas, los stands informativos y la zona de comidas.
También ha habido mejoría en lo que respecta a las tiendas, algo importante para los aficionados de Gran Canaria, puesto que hasta hace relativamente poco, conseguir productos especializados era complicado, algo que había que posponer para un viaje a la Península. Por suerte, la situación ha cambiado y hoy en día, además de en las tiendas habituales, se puede encontrar una variedad equiparable a la existente en cualquier salón de calidad.
Por poner un ejemplo, de los cinco o seis puestos escasos con los que contó el I Salón del Manga de Gran Canaria, hemos pasado a unos 10, en los que tienen cabida desde mangas de actualidad a ropa de estilo goth y visual kei, pasando por complementos kawaii o un mercadillo de material japonés original.
Asimismo, los asistentes podían apuntarse a un buen número de actividades, entre las que destaco el divertido taller de ParaPara o el de amiguri, en el que, junto a los clásicos de dibujo o caligrafía, se pudo apreciar la habilidad y creatividad de los participantes. No faltó el karaoke libre, ni las batallas espontáneas de espadas.
Sin embargo, el momento más especial para mí fue cuando nos topamos con Ángeles, la que fuera dependienta de una de las primeras tiendas de cómics que hubo en Gran Canaria, la desaparecida Game Over. Y lo menciono porque una de las frases que ella dijo, resume la esencia de este III Salón del Manga de Gran Canaria: Al final, han conseguido montar esto aquí. En su época era casi imposible pensar que esta isla contaría con un espacio propio para que los otakus se reuniesen y disfrutaran de la experiencia sin tener que desplazarse miles de kilómetros ni renunciar a un Salón del Manga por culpa de la distancia.
Puede que nuestro salón no sea perfecto, pero poco a poco va mejorando. El gran momento tendrá lugar hoy sábado, día del cosplay. Permanece atento a Ramen Para Dos si no quieres perdértelo.
Por cierto, en la zona de restauración se oferta ramen no sólo para dos, sino para todo el mundo por su precio “popular”. Popular entre comillas, puesto que lo que te venden por dos euros, lo puedes comprar en cualquier tienda de comestibles asiática de la ciudad por unos ochenta céntimos… Pero claro, hay que rascar de donde sea 😉
Enlaces:
Especial III Salón del Manga de Gran Canaria
Galería de fotos del III Salón del Manga de Gran Canaria
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