He de reconocer que no soy un jugador para nada de Nintendo y que, en muchas ocasiones mi impericia utilizando los mandos de Wii es difícilmente superable por cualquier ser humano sobre la faz de la tierra. Pese a ello, el manejo de este Skyward Sword se me hizo sencillo e intuitivo, consiguiendo en apenas unos instantes entender cómo hacer cada cosa.
¿El secreto? Tan sencillo como complejo: Link realiza todos los movimientos que hagas con el mando de emula la espada aunque estés fuera de combate, mientras que, con el otro, manejamos con el stick al protagonista. Los cortes que haces con el mando son fidedignos al movimiento realizado, imitando al giro de muñeca. Con una jugabilidad así de sencilla como bien orientada, en apenas un instante cualquiera puede hacerse con el juego.
Gráficamente he tenido la sensación de que se trata de un juego que está por encima de la media de lo que se puede encontrar en Wii, con una estética muy propia, totalmente característica de lo que uno puede esperar de la saga, buen uso de texturas… Y es que gráficamente lucía casi perfecto en las pantallas enormes que habían dispuesto en la zona de Nintendo de la Gamefest.
Tras haber tanteado este Zelda Skyward Sword, tengo una sensación muy clara: si hay una manera de hacer que los usuarios ajenos al universo Nintendo se acerquen a éste, probablemente es con juegos así. Todo apunta a que será uno de los indispensables dentro del catálogo de Wii cuando salga en apenas mes y medio, el 18 de noviembre.
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