Desde el primer instante, la sensación que da este nuevo Soul Calibur es que no se trata de una revolución con respecto al camino recorrido hasta ahora. Se mueve más fluído, gráficamente es más potente y hay alguna inclusión, pero no han tocado nada lo suficiente para que, cualquiera acostumbrado a jugar a la cuarta entrega, no comprenda nada. Hay pequeños cambios a la hora de engarzar los golpes, los escenarios son más complejos, algunos golpes ya no son como lo eran antes… pero la transición es muy parecida como todas las que ha habido de una entrega a otra de la saga.
La velocidad de los combates es un poquito superior pero, en ningún caso, totalmente distinta a la que era, por lo que en ningún momento tenemos la sensación de estar jugando a nada diferente que un Soul Calibur. Para alguien que ha jugado a prácticamente todas las entregas de la saga con verdadera pasión, este nuevo título arriesga poco en las dinámicas de combate y apuesta por ir a lo seguro.
Ahora sólo queda esperar a la retail, ver los equilibrios de personajes, los modos de juego de los que dispondremos y, sobre todo, los cambios en el online. El lanzamiento está previsto para el año que viene.
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