Situémonos: Dragon’s Dogma es un RPG donde controlaremos a un miembro de un grupo de cuatro personajes en el que exploraremos un mundo abierto y nos enfrentaremos a gigantescos enemigos que incluirán grifos, quimeras y, por supuesto, dragones. Es curioso que la sensación rolera es muy intensa en este Dragon’s Dogma.
En la demo únicamente se podía controlar a uno de los personajes, un guerrero armado con espadas y arco, aunque parece que en la retail podrás también llevar al mago de turno y una suerte de pícaro. Además, según nos subraya Lavos en los comentarios, el juego incluirá gracias a un acuerdo entre CAPCOM y Studio 4C armas y armaduras que Berserk de Kentaro Miura.
La jugabilidad es intensa e intuitiva, sacando una cruceta de disparo para el arco y pasando de forma muy fluída de las espadas al arma a distancia, además el personaje se mueve muy ágil aunque, cierto es, que en algunos instantes con gran cantidad de fuego, el juego sufría ralentizaciones. El combate es muy dinámico, con la posibilidad de agarrarse y escalar a los enemigos de gran tamaño, influencia clara del mítico Shadow of the Colossus.
Sin embargo, la suma del aire mazmorrero, de escuela rolera de toda la vida y la notable calidad gráfica y la ágil jugabilidad, han hecho que sea una de las pequeñas sorpresas que me he llevado en la feria madrileña. El multiplayer parece bastante prometedor si esos NPCs que te acompañanan se transforman en otros jugadores y el hecho de que se trate de un mundo abierto con un ciclo vital dinámico de 24 horas con día noche, lo hace aún más prometedor. Yo al menos he apuntado el mes de marzo cuando el juego salga en Playstation 3 y Xbox360.
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