Muchos dudaban de que la mangaka tras tantos años realizando la misma serie fuese capaz de dar a luz una nueva criatura que encandilase al público, una obra que de nuevo cautivase a una generación y diese un giro de tuerca a lo que había sido su carrera hasta el momento.
Y es que Rumiko Takahashi es una de las «madres» de toda una generación de otakus españoles e internacionales, que crecieron viendo series como Lamu, Juliet Je T’aime (nombre en castellano que recibió el anime de Maison Ikkoku) y como no, la inolvidable Ranma1/2.
Su estilo de dibujo así como su particular sentido del humor ha servido como inspiración a cientos de jóvenes autores, y aun hoy consigue levantar el interés de los nóveles por sus más antiguas obras.
Sin embargo, esta mangaka nacida en Niigata tenia otros planes bien distintos a sus anteriores trabajos. Inuyasha se nos presentó como una historia oscura, llena de sangre, enfrentamientos, pero también con una sub-trama marcada por el amor y los celos. Una mezcla entre la tétrica saga de las sirenas con algunos toques humorísticos (aunque escasos) que hacían de este nuevo manga un producto nunca visto de la mano de Rumiko.
Inuyasha es, con mucho, la obra más larga de la autora. Ha estado la friolera de 12 años guionizando y dibujando sus páginas, el resultado son 56 tomos, 167 episodios de anime, 4 películas, videojuegos, CD’s musicales, merchandising a raudales…..una serie con sus altibajos, pero ante todo, un grandísimo éxito que no ha pasado desapercibido.
Inuyasha es el protagonista de este manga, un medio-demonio que había en la época japonesa de las guerras feudales. Por culpa de un cruel engaño se ve recluido por un período de 50 años en un árbol, dormido, hasta que llega la co-protagonista del manga, la joven Kagome.
Kagome es estudiante de secundaria, tiene 16 años y vive en un templo budista que pertenece a su familia. Un día buscando a su gato se ve arrastrada a través de un pozo por un extraño demonio, y es que resulta que Kagome tiene un inmenso poder en su interior.
Es la reencarnación de la sacerdotisa Kikyô, la que selló a Inuyasha y antigua dueña de la joya de las cuatro almas. Al caer por el pozo de Kagome sale la poderosa joya, y se encuentra en mitad del japón feudal.
Despierta a Inuyasha y en seguida se ve metida de lleno en la búsqueda de la joya que habitaba en su interior, ya que esta posee tal poder que todos los monstruos la desean.
Obviamente la trama no se queda aquí si no que se comienza a complicar a pasos agigantados, con la aparición de nuevos personajes y un perpetuo enemigo cada vez más y más poderoso, y es en este punto donde tal vez la serie comience a pecar de repetitiva.
Si de algo se le ha acusado a Inuyasha en innumerables ocasiones es de resultar una serie larga, tediosa y con escasas expectativas. En el manga parece existir una estructura fija que se repite durante gran parte de la serie:
Inuyasha y compañía llegan a un pueblo arrasado, descubren que ha sido un monstruo perteneciente a Naraku, lo matan pero no consiguen acabar con su archienemigo, continúan su camino. Repítase durante 30 tomos. Éxito asegurado.
Lo cierto es que la obra sí cuenta con algunos pequeños giros de guión, pero incluso sus más acérrimos defensores han de admitir que en muchas ocasiones peca de repetitiva. Incluso las ilustraciones a página completa y muchas de las viñetas son clónicas, dando en muchas ocasiones la impresión de que su propia autora se encontraba falta de ideas, quizás siendo arrastrada por el propio éxito de sus serie como ya les ha ocurrido a muchos otros, que se han visto obligados por revistas y editores a alargar hasta el infinito sus obras, aún a pesar de la más que patente pérdida de calidad de la misma.
Un cómico y claro ejemplo de esta falta de originalidad nos lo hizo ver nuestro compañero bloguero ADLO! con esta genial entrada dedicada a la serie.
Sin embargo, y a pesar de las críticas, hemos de admitir que la serie resulta entretenida, realmente emocionante en muchas ocasiones, y es que el talento de Takahashi parece ir en aumento. No solo podemos observar un claro cambio de estilo en el dibujo, con lineas que comienzan a ser más cuadradas y fondos cada vez más saturados y trabajados, si no que la misma trama comienza a ofrecernos una continuidad no vista anteriormente.
En obras como Lamu o Ranma 1/2 primaban las historias autoconclusivas, de no más de un tomo de duración que comenzaban una trama y la cerraban. La saga de las sirenas, aunque mucho más seria y oscura, también se componía de este tipo de estructura.
Sin embargo en Inuyasha las subtramas principales que son las que realmente aportan interés al manga avanzan y maduran, evolucionan de forma que el lector tenga un punto de referencia frente a la eterna escalada de poder que tiene lugar.
Inuyasha en España
La primera edición en castellano tuvo lugar en octubre del año 2002. Inuyasha ya venía precedida de los éxitos de sus hermanas mayores, por lo que no fue extraño que su licencia pasase rápidamente a manos de una gran editorial como es Ediciones Glénat. Era una compra segura, y es que Rumiko tiene un sólido grupo de fans en nuestro país. La obra no tardó en hacerse un hueco en nuestras estanterías, y es que nadie quería perderse la nueva historia de la conocidísima mangaka.
Después llegaría la edición en catalán, con unas portadas mucho más fieles a las originales de Shogakukan que de cierta forma generaría protestas dentro del sector de compradores habituales de la serie.
Obviamente tras el manga no tardamos en ver otros productos como el anime, licenciado por Selecta Visión, infinidad de merchandising, artbooks y cientos de productos relacionados. Y es que hay que admitir que, este medio-demonio con cara de pocos amigos tiene carisma y ha conseguido enganchar con sus aventuras a muchísimos lectores.
Desde el aterrizaje del manga de Inuyasha en nuestro país han transcurrido la friolera de 7 años cargados de emociones, peleas y una búsqueda que parecía infinita, pero que esta semana toca a su fin.
Os invitamos a acompañarnos en lo que pretendemos que sea un acercamiento a Inuyasha con todo lujo de detallas, y que os dejéis cautivar por la magia de la recientemente conclusa obra de Rumiko Takahashi.
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