Uno de los invitados a la pasada edición del Salón del manga de Barcelona fue Nagabe. ECC Ediciones permitió a los fans conocer en profundidad al autor de una de las obras más particulares del mercado del manga actual: La pequeña forastera. Ramen Para Dos tuvo la oportunidad de conocer más en profundidad al genio detrás de personajes tan memorables como Shyva y el Doctor.
Originario de Tokio, Nagabe estudió Bellas Artes y, en principio, no se había planteado entrar en el mundo del manga. «Habitualmente realizaba ilustraciones por hobby de onees en situaciones graciosas y que después subía a una página web.» La editorial Akane Shinsha vio que estas ilustraciones podían encajar con el estilo de la revista Opera y le ofrecieron a Nagabe publicar su primera obra, Buchou wa Onee, más conocida en España como El jefe es una onee.
Debido a su poca experiencia en el mundo del manga tuvo que investigar por su cuenta antes debutar con su primera obra. «Estudié por mi cuenta cómo crear manga, además de hablar con mangakas veteranos sobre la composición de las viñetas». Sus compañeros de profesión se sorprendieron del desconocimiento de Nagabe de algo a lo que se quería dedicar. «Me gustan las pinturas y grabados, pero no estoy interesado en el manga o en el cine».
Cuando ECC Ediciones licenció El jefe es una onee y muchos criticaron la decisión de dejar el término onee japonés en vez de travestis, tema central de la obra. Sin embargo, Nagabe resta importancia a la visión que ofrece del mundo de las onee en el manga. «Simplemente me apetecía hablar sobre ello. En principio no sabía cómo desarrollar la historia, pero luego pensé en la manera de que a los lectores les resultase ameno». Aunque al ser su primera obra, ahora desde la distancia no está muy satisfecho de ella. «La elección de los planos y demás, al no haber hecho nunca manga, fue una tarea muy difícil.»
«No tengo ningún asistente por lo que soy yo quien se ocupa de todo el proceso desde el principio hasta el final»
Después llegó Nivawa y Saito, una obra con un tono y estilo bien distinto a El jefe es una onee. «Si bien en mi primera obra tenían lugar más acontecimientos, en Nivawa y Saito como era una obra más corta, me resultó mucho más sencilla». Gran parte de los cambios de una obra a otra se deben a la gran libertad que tiene el Nagabe a la hora de crear historias. «No tengo ningún asistente por lo que soy yo quien se ocupa de todo el proceso desde el principio hasta el final». Esto le permite controlar todas las fases de creación de la obra y que los propios editores favorecen dado que conocen su método de trabajo. «Prefiero dibujar a mi ritmo e, incluso, simplificar frente a producir más material, aunque de peor calidad».
La pequeña forastera es la obra que lo catapultó a la fama, una obra muy distinta a cualquier otro manga actual y fruto de la formación de Nagabe. «Para el estilo de dibujo del universo de La pequeña forastera me inspiré en Tove Jansson, autora de Los Moomin, así como el uso de los negros y, también, en Norman Rockwell para la recreación de las escenas cotidianas. Otros artistas que tengo como referentes son Alfons Mucha y Edward Gorey.» En cuanto a nivel narrativo, en vez de otros mangas o películas, se inspira en libros ilustrados, así como el folclore popular.
Como en otras obras anteriores, en La pequeña forastera primero fueron los personajes y luego la historia. «En primer lugar cree al personaje del Doctor y de Shyva. Después pensé en el tipo de situaciones que podían darse entre ellos y donde podían estar. Así se me ocurrió la historia.» En el universo de la obra parece haber mucho simbolismo como, por ejemplo, que nunca se les vea la cara a los humanos, aunque como suele pasar, la explicación es mucho más sencilla de lo que parece. «Como me gustan los animales, prefiero centrarme en sus detalles. Sin embargo, como los humanos me dan un poco igual, prefiero no dibujarlos», contestó entre risas.
El éxito de la obra le pilló prácticamente por sorpresa, algo de lo que no fue consciente hasta que salió de Japón. «Cuando me invitaron a un evento en Francia y vi al gran número de fans creía que era algún tipo de broma de cámara oculta». Sin embargo, aunque reconoce que tiene total libertad, esta fama le genera cierta inquietud. «Llevo solo cuatro años como mangaka profesional y siento que no lo conozco del todo. Aunque si percibo cierta presión al pensar si mi obra va a gustar al público». Aun así es feliz porque puede hacer lo que le gusta, dibujar, algo que seguro percibieron los asistentes al encuentro con los fans y master class donde Nagabe no paró de dibujar en todo momento.
«Ya tengo pensado el final»
En cuanto al final de La pequeña forastera, a pesar de que decidió alargarla, ya lo tiene pensado desde el principio. » Ya tengo pensado el final, pero no voy a decir hasta donde voy a alargar la historia por respeto a aquellos que están leyendo la obra.» Por el momento la obra cuenta con seis tomos publicados en Japón, de los cuales cinco han llegado a España, por lo que habrá que espera cómo acaban las andanzas de Shyva y el Doctor.
Además de La pequeña forastera, en su afán de no parar de dibujar recientemente salió a la venta en Japón una nueva obra suya, Wizdoms, y donde parece volver al mundo de El jefe es una onee. «Si bien en El jefe es una onee se daban situaciones graciosas entre los personajes, esta tiene un tono más serio y alejado de la comedia». Una obra que quién sabe si pronto veremos por España.
En definitiva Nagabe es uno de esos autores que disfrutan haciendo lo que hacen, a su ritmo, sin prisa y sin complicaciones. Solo así se puede entender la naturaleza de sus obras, tan distintas, tan ingeniosas y, a la par, tan sencillas. Concluimos la entrevista agradeciéndole su tiempo, deseándole mucha suerte en sus futuros trabajos y, sobre todo, que sea benévolo con la pequeña Shyva y el Doctor.
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