Tras los éxitos y las buenas críticas cosechadas por el lanzamiento de la primera entrega, Square Enix vuelve a la carga con el lanzamiento de Dragon Quest Builders 2, un título que mejora la base del primero añadiendo más y mejor. La esencia del universo Dragon Quest se encuentra con mecánicas de gestión y construcción por bloques dejando como resultado un título brillante, divertido y adictivo, convirtiéndose en uno de los mejores spin off de esta legendaria saga.
Un mundo para ti, constructor
La historia del título comienza con el protagonista, un joven constructor, encerrado en las celdas de un navío enemigo en el cual navegan los hijos de Hargon, nombre con el que se conoce a los monstruos aduladores de una malvada deidad que amenaza al mundo con la destrucción. Durante la corta estancia en el barco el protagonista tendrá que realizar, a modo de tutorial, pequeñas labores que los monstruos le van pidiendo, terminando con un naufragio inevitable a raíz de una tormenta eléctrica que azota al barco.
Tras sobrevivir al naufragio, el joven constructor aparece en la Isla del Despertar, un desolado paraje en el cual conoce a Malroth, un curioso y amnésico personaje muy asiduo a destruir todo lo que encuentra a su alrededor, el cual se une al protagonista en sus andanzas por el misterioso lugar del naufragio. Tras conocer los secretos de la Isla del Despertar y al espíritu guardián que reside en ella, la propiedad de la misma pasa a manos del protagonista, el cual junto a Malroth decide emprender la labor de llenarla de vida y atraer a todo tipo de habitantes para que vivan en ella. De esta manera, ambos viajan por los Mares del Aventurero en busca de otras tierras para encontrar nuevos materiales y nuevos habitantes con los que poblar la Isla del Despertar.
Desde este momento, el juego propone una serie de tramas propias desarrolladas en cada una de las nuevas islas, las cuales están habitadas por nuevos personajes que se irán uniendo al grupo del constructor para, de esta manera, acabar poblando la Isla del Despertar. Poco a poco, la historia va fluyendo y desvelando todos los secretos sobre el fantástico mundo que plantea, la dualidad de la construcción y la destrucción, el misticismo que existe detrás de la figura del constructor y los secretos que esconde la isla del despertar.
La trama principal del juego no esconde mucho más misterio, siendo una historia bien estructurada contada de una forma muy tradicional. Pero cada una de las subtramas contadas a lo largo de la aventura enriquecen poco a poco el trasfondo de la historia, cohesionan de una forma muy natural las unas con las otras y se puede decir muy correctamente que el todo vale más que la suma de las partes. A medida que avanza el juego, las fricciones que se puedan generar después de haber completado cada una de las tramas acaban desapareciendo y de forma muy sutil todo acaba confluyendo, creándose un mundo conectado el cual se le ofrece al jugador para que explore con él los límites de su imaginación.
Recolección, construcción y destrucción
En el universo creado para este título, la creación y la destrucción chocan constantemente, siendo un claro ejemplo de ello la relación entre ambos personajes principales. Mientras el protagonista es un joven constructor con habilidades impecables para construir cualquier tipo de cosas, Malroth, por mucho que lo intenta, no consigue crear ni la cosa más simple. En cambio, a la hora de destruir y atizar a los enemigos, no tiene rival. Esta dualidad es constante en todos los aspectos del juego y es la base tanto de la historia como de la jugabilidad del título.
En Dragon Quest Builders 2 el mundo está compuesto por entidades que van desde bloques de tierra, roca o arena hasta árboles, plantas o incluso fluidos líquidos como el agua. Todos estos elementos pueden ser recogidos por el jugador para después construir cualquier cosa que uno quiera. Desde el principio del juego se deja claro que con los materiales recolectados el jugador podrá elaborar recetas, utilizarlos como bloques de construcción de una casa o crear diferentes armas o armaduras para equiparse.
La cantidad de materiales es brutal, al igual que los planos o las recetas que se pueden construir con esos materiales. La gestión de todos estos elementos se realiza a través de un menú muy bien ordenado con multitud de accesos directos y métodos de ordenación que hacen muy fácil la navegación por el menú y el uso de los diferentes materiales que el jugador necesite. Desde luego, en un juego de este tipo, este aspecto tiene una importancia crucial, ya que en cualquier momento el jugador debe tener al alcance todos los elementos necesarios para construir, y sin duda, en Dragon Quest Builders 2 está diseñado de la mejor manera posible.
Gracias a los diferentes tipos de herramientas disponibles es posible manipular los elementos que están dispersos por todo el terreno, ya sea destruyendolos con el martillo o cogiendolos libremente con el guante de constructor. Estas herramientas estarán siempre disponibles asignadas a uno de los gatillos, pudiendo alternarlas de una forma rápida y sencilla. La facilidad y velocidad de utilizar las herramientas para destruir parte del escenario o recolectar ciertos ítems es una de las virtudes de este título, siendo muy satisfactorio y sencillo realizar cualquier acción de este tipo.
A la hora de construir, a lo largo de las diferentes islas que el jugador va visitando, además de contar una trama única de ese paraje, la distintas misiones y tareas propuestas añaden nuevas formas de crear, fabricar y utilizar los diversos elementos descubiertos hasta el momento. Estas sirven para aprender y practicar una serie de directrices muy útiles e intuitivas de creación de ciertas estancias para un uso determinado, como por ejemplo la construcción de una cocina rústica, o la creación de objetos que ayuden a crecer más rápido los cultivos o generen una explosión para extraer minerales de una cueva.
Estas directrices facilitadas en las diferentes misiones y tareas muestran los elementos mínimos necesarios para que el juego considere si una estancia es un dormitorio o una despensa para guardar comida. Pero a partir de aquí, el jugador es libre de crear lo que quiera, y una de las gracias de este aprendizaje es el descubrimiento de este tipo de construcciones por uno mismo. Ya sea con el fin de avanzar con las misiones principales o construyendo lo que a uno le apetezca, el juego te recompensa con logros visuales y sonoros muy explícitos que llenan de satisfacción por haber creado algo con nombre y apellidos de la nada.
Trabajando juntos hacia el bien común
Cada vez que se descubre una nueva isla, aparte de encontrar nuevos objetos y aprender nuevas recetas y directrices de construcción, el juego introduce nuevos personajes con los que interactuar. El satisfacer los deseos y tareas que esos personajes proponen acaban derivando en la creación de una pequeña base en la cual los habitantes no se limitan a estar de pie esperando a que el jugador se digne a hablarles para activar la tarea o misión que tengan pendiente, sino que cada uno de ellos seguirá una rutina durante el ciclo temporal de día y noche, la cual dependerá de las creaciones que el jugador haya realizado en esa base o campamento principal.
Cultivar tomates, preparar comida en una hoguera, patrullar los alrededores de la base… los diferentes habitantes de las islas irán realizando tareas según su profesión, creando de esta manera una sociedad en la que cada uno tiene una función asignada. Función que solo podrán realizar si el jugador ha construido lo necesario para ello, ya que por ejemplo, para conseguir que un granjero cultive tomates, primero tendrá que labrar un suelo fértil y crear un huerto en el cual se puedan cultivar esos tomates.
Cada uno de estos habitantes tiene su propia personalidad y su propia historia, lo que da una profundidad inmensa al trasfondo de la trama. La tarea de construir una casa para que Rosita y Ruperto puedan descansar, o construir una cocina para que Luz pueda elaborar deliciosos platos de comida crea un vínculo de unión muy grande, que en lugar de ser recompensado con una moneda específica tan típica de cualquier sociedad actual, la recompensa se da en gratitud y afecto en forma de corazones invisibles que solo puede recoger el protagonista.
Estos corazones no solo se obtienen por las hazañas que el propio jugador realiza, sino que cualquier acción que hagan los habitantes en su rutina diaria dejará corazones de afecto los cuales se van acumulando hasta llegar al máximo alcanzable, que será el momento de tocar la campana del pueblo con nuestro martillo y subir el nivel del campamento. Cada subida de nivel de la base aportará ciertas mejoras colectivas, como un aumento en la velocidad de recolección, la incorporación de nuevos miembros o el descubrimiento de nuevas recetas o construcciones.
Al subir el nivel del campamento y mejorar la relaciones entre los habitantes, llega un punto en que estos habitantes no simplemente se limitan a realizar su rutina, sino que se convierten en constructores para ayudar al jugador a edificar construcciones y recolectar materiales ellos mismos, consiguiendo un sistema automático de construcción y recolección totalmente integrado dentro de la gestión del campamento, y por supuesto, dentro de la trama contada.
El resultado de estas pequeñas mecánicas de gestión de recursos y relaciones sociales es un sistema dinámico, divertido y adictivo en el cual el objetivo no es acumular un sin fin de recursos y capital para el beneficio del jugador y que este pueda intercambiar y apoderarse de todo lo que se genera, sino que lo importante es utilizar los recursos necesarios para facilitar el trabajo del campamento y remar junto a los habitantes en pos de un bien común el cual se acaba convirtiendo en la mayor recompensa de todas.
Al ataque, constructor
El mundo de Dragon Quest Builders 2 no solamente está habitado por gente amable dispuesta a colaborar en la construcción de una sociedad amigable y solidaria, sino que también está poblada de multitud de enemigos, monstruos y demás villanos que amenazan tanto la integridad de los protagonistas como de las construcciones realizadas.
El sistema de batalla del título es muy simple, quedando relegado a uno de los puntos más flojos que se le pueden encontrar, y que más allá de las batallas especiales contra los grandes jefes que tienen algunas mecánicas interesantes, la mayoría de los combates se reducen a un machacabotones de libro en los cuales la única estrategia a seguir será golpear y apartarse para evitar los ataques enemigos.
A medida que se elimina monstruos, gracias a la experiencia adquirida, el personaje aumenta de nivel, lo que supondrá un aumento de la vitalidad máxima del joven constructor. La complejidad de las estadísticas en el juego empieza y acaba aquí, consiguiendo que de lo único que habrá que preocuparse es de elaborar y equipar la ropa y las armas más potentes que estén a nuestra disposición. Para recuperar esa vitalidad habrá que estar pendiente del medidor de hambre que va bajando con el paso del tiempo, el cual aumenta al ingerir alimentos que además de llenar este medidor, proporcionan vitalidad al personaje.
Eliminar monstruos no solo será necesario para sobrevivir en el basto mundo de Dragon Quest Builders 2, sino que será una práctica que el jugador tendrá que realizar muy a menudo, ya sea para recolectar materiales que solo sueltan algunos monstruos o para defender al campamento y a sus habitantes de ataques coordinados con el objetivo de la destrucción de las edificaciones que tanto han costado levantar. Aunque lo bueno de estas defensas de la base es que no lucharemos solamente junto a Malroth, sino que cualquiera del pueblo que pueda empuñar un arma se unirá al ataque, creando unas batallas multitudinarias más amenas que los combates que tienen lugar fuera de la base.
Dragon Quest en toda su esencia
La naturaleza de este juego, con mecánicas de construcción y gestión de recursos, batallas muy simplificadas con respecto a la saga principal y una historia bastante simplona pueden llevar a la equivocación de que el resultado puede alejarse de un juego grande del calibre de un Dragon Quest. Pero nada más lejos de la realidad, Dragon Quest Builders 2, aparte de tener una jugabilidad y un planteamiento divertido y adictivo, tanto artísticamente como gráficamente está a un nivel altísimo, pudiendo mirar de tú a tú a cualquier entrega numerada de la saga.
Los diseños de Akira Toriyama tan característicos de la saga Dragon Quest lucen de una forma genial, con un aspecto chibi que le sienta como anillo al dedo a este título. Los diferentes monstruos están genialmente recreados y con solo dar una vuelta por cualquier prado, montaña o cueva se pueden reconocer multitud de enemigos tan míticos como los limos o los draconianos con sus movimientos originales intactos.
Koichi Sugiyama vuelve a deleitarnos con una banda sonora impecable repleta de los temas más míticos de la franquicia, desde las pegadizas melodías de los combates hasta los relajados temas que suenan en los momentos de exploración. Y junto a tan míticos temas, cualquier sonido al obtener un logro, iniciar una nueva misión o aprender una nueva receta están calcados de los sonidos originales de la saga, elevando más aún su condición de ser un Dragon Quest con todas las letras.
El rendimiento tampoco se queda atrás, siendo muy sólido, mostrando gran cantidad de elementos en pantalla y manteniendo unos FPS constantes. La versión analizada es la de Nintendo Switch, donde hay que decir que gráficamente es menos increíble que la versión de Playstation 4, pero que se sigue viendo de lujo ofreciendo unos 30 FPS sin caídas. Además, en modo portátil está genialmente optimizado, siendo un gozo poder jugar a un juego de este calibre con la fluidez que ofrece la consola de Nintendo.
A diferencia del primer juego de la subsaga Builders, esta vez sí que existe un modo multijugador, en el cual podremos invitar hasta 3 amigos a nuestra Isla del Despertar para construir en modo cooperativo. Es una lastima que el modo multijugador se exclusivamente online, no permite el modo cooperativo local y tampoco disfrutar de la trama principal en compañía.
En cuanto a duración se puede decir que Dragon Quest Builders 2 es un juego interminable, no sólo por su larga campaña principal, sino porque gracias a la inmensa cantidad de contenido y las mecánicas de construcción tan bien diseñadas que tiene se convierte en un espacio donde dar rienda suelta a tu imaginación y crear todo aquello que uno desee.
Conclusión
Dragon Quest Builders 2 ha llegado sin hacer mucho ruido para convertirse, con todos los méritos, en uno de los juegos del año, ofreciendo una jugabilidad impecable y una cantidad de contenido inmenso junto a la esencia más pura de la saga Dragon Quest.
La excelencia en su ejecución dejan un resultado adictivo, brillante y de mucha calidad, diferenciándose de cualquier juego del mismo género deslumbrando con una ideas genialmente plasmadas y marcando unos estándares y principios difícilmente superables. Sin duda, un juego imprescindible.
Lo mejor
- Un control exquisito.
- El sistema de gestión de los campamentos.
- La gran cantidad de posibilidades de construcción.
Lo peor
- El sistema de combate es muy simple.
- La historia es plana y poco profunda.
- La ausencia de un modo cooperativo local.
Facebook
Twitter
Pinterest
Instagram
YouTube
RSS