Tras mucha incertidumbre, rumores y desmentidos que surgieron a raíz de la cancelación del IV Salón del Manga de Gran Canaria, y tras la cual se temió hasta el último momento que los otakus de la isla no podrían disfrutar en este 2010 de un evento de grandes dimensiones, el pasado fin de semana tuvo lugar el Festival del Manga de Las Palmas, una celebración por todo lo grande que de viernes a domingo, y en las instalaciones de la Institución Ferial de Canarias (INFECAR) llenó de alegría, color y sonrisas a los aficionados al manganime. Todo ello ha sido posible gracias al trabajo y entusiasmo de los organizadores, especialmente de aquellas personas que, al margen de quien lleve la batuta económica y burocrática del evento en cuestión, arriman el hombro año tras año para sacar adelante proyectos como este; personas que merecen consideración, respeto y un pequeño homenaje a través de estas líneas.
El Festival del Manga de Las Palmas contó con numerosas y habituales actividades, entre las que destacan, como no, el concurso de cosplay, que se celebró el sábado 6 de noviembre, y el de karaoke, el domingo 7. El viernes destacó por la baja afluencia de asistentes, algo que se subsanó con creces la jornada del sábado. Entre los talleres y actividades disponibles, hay que destacar los dos photocalls, uno dedicado a Star Wars (con posibilidad de hacerse una fotografía junto a Darth Vader y un trooper) y otro temático de One Piece, que hizo las delicias de los numerosos aficionados al manga de Eiichiro Oda.
También hay que destacar las tres exposiciones: una de fotografía de cosplays, del fotógrafo Alby Martín, otra de ilustraciones de la diseñadora y artista gráfica HerbieCans y, especialmente, la espectacular recopilación de ilustraciones originales de Ero Pinku, autora del cartel del Festival. Los tres ofrecieron sendas charlas al público en las que contaron sus respectivas experiencias profesionales.
En cuestión de merchandising, acudieron las tiendas habituales de la isla y algunas foráneas. Hay que destacar algo bastante triste que, pese a no ser culpa de las tiendas, sí que deslució el Festival en ese aspecto: las novedades en manga del Salón de Barcelona aún no están disponibles, por lo que los aficionados que contaban con adquirirlas en el Festival del Manga de Las Palmas, se quedaron con las ganas y tendrán que esperar para poder llevárselas a casa. De resto, lo de siempre: alguna que otra figura japonesa entre otras de dudosa procedencia, peluches, chapas, pósters, ropa visual kei y los originales complementos hechos a mano de unos ya habituales de estos eventos, Kawaii&Cute.
Por lo que respecta al cosplay, los aficionados grancanarios demostraron su afición por la caracterización de sus personajes favoritos y la proporción de personas disfrazadas fue notoria. Sin duda, lo mejor de cada salón y/o festival de manganime, es dedicarse a vagar por las instalaciones para observar los cosplays de la gente y sacar fotos.
El concurso de cosplay estuvo reñido y la organización le dio a esta humilde reportera la oportunidad de participar activamente como jurado, algo que agradezco, puesto que fue una experiencia difícil, pero muy enriquecedora, ya que pese a la presión por ser objetivo y a la doble carga de trabajo (jurado y fotógrafa, todo en uno), valió la pena.
En definitiva: es de agradecer que este Festival del Manga se celebrase y el nivel marcado en eventos similares anteriores se ha mantenido. Se volvió a recurrir al escenario sencillo y funcional al fondo del recinto y la oferta de comida era más bien escasa, pero hubo muchas actividades, tiendas y espacio para que todo el mundo pudiera disfrutar de un buen rato entre periodistas y cámaras de televisión que acudieron a cubrir un evento que, aunque parezca mentira, empieza incluso a acaparar cierta atención política (de forma positiva, esperemos), hecho constatado por la presencia en el jurado de cosplay de una representante del Cabildo.
Y es que no hay que olvidar que estos festivales están hechos por aficionados para aficionados, jóvenes en todo caso, que trabajan a destajo por una afición tan válida como cualquier otra, aunque a ojos de los puristas no lo sea.
Al final, y como siempre, el recuerdo que permanece en el tiempo asociado a las grandes celebraciones otakus, es el de las sonrisas de entusiasmo y felicidad de los asistentes. Y eso no hay dinero en el mundo que pueda pagarlo.
Enlaces:
Galería de Fotos del Festival del Manga de Las Palmas
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