Selecta Visión comenzó en el último trimestre de 2016 a poner a la venta las últimas películas de One Piece. Tras One Piece Film Z y Strong Word, vino One Piece Gold, abriendo las puertas a que se comercializaran las primeras películas de la saga poco a poco. En esta crítica, hablaremos del sexto film: El Barón Omatsuri y la isla de los secretos (Omatsuri danshaku a Himitsu no Shima) .
One Piece, las películas
Las películas de One Piece, como las de muchos otros animes, salen de la continuidad habitual para mostrarnos historias breves y originales que no tienen cabida en la historia principal. El caso de este film, es de cierto interés, ya que estéticamente se sale un poco de la norma al contar en la dirección con Mamoru Hosoda (Wolf Children, El niño y la bestia) que le infunde su particular estilo de animación.
One Piece: El Barón Omatsuri y la isla de los secretos, es una producción de Toei Animation estrenada en el año 2005. Situada entre los arcos de Skypiea y Water Seven, la banda de los Sombrero de Paja encuentran una invitación para la isla Omatsuri, uno de los mejores complejos turísticos del Grand Line. Tras leer que allí les esperan buffets libres, spas y las mujeres más bellas del mundo no se lo piensan dos veces y ponen rumbo hacia la isla. Aquí se encuentran un lugar de ensueño en el que son recibidos por un animado desfile de gente a la que le crecen hojas en la cabeza. En el centro de todo, con una flor saliéndole del hombro, el amo y señor de la isla, el Barón Omatsuri. Este les desafía a participar en la Prueba Infernal, un un desafío para ver si confían los unos en los otros. Por supuesto, Luffy no duda en aceptarlo.
La acción y la comedia, marca de la casa de la serie, está bastante bien reflejada. No faltan los combates con las técnicas propias de cada Sombrero de paja, los momentos dramáticos, los típicos civiles que hay en cada saga afectados por la opresión del villano de turno, etc. Los enemigos a batir tienen su propia personalidad independiente y están pensados para explotarla en las distintas pruebas que tendrán lugar en la isla de Omatsuri. Cabe destacar la aparición de escenas bastante creepys, que proporcionan ese halo de misterio y de mal rollo en algunos momentos que tan bien sabe transmitir Hosoda.
La animación es obviamente superior que la de los episodios semanales. Se nota el uso de CGI en algunas escenas, aunque está bien medido y no desentona en absoluto. Y desde luego, el dinamismo de la cinta es francamente envidiable. La paleta de colores, carente prácticamente en su totalidad de sombras y luces, aporta ese estilo personal de Hosoda, que es diferenciable incluso en una obra de encargo como este sexto film de la franquicia.
Cuando Luffy conoció a Hosoda
Hosoda nació en septiembre del 67 en el distrito de Nakaniikawa en la prefectura de Toyama. Ha sido ha sido una persona relacionada con la animación en Japón desde los 90, trabajando como animador en series como Dragon Ball, Slam Dunk o Sailor Moon.
Comenzó a su trabajo como director en algunas de las adaptaciones de Digimon, como Digimon: Our War Game o en la película de One Piece que nos traemos entre manos. Pero el salto a la fama llegó gracias a su trabajo en Madhouse, donde llegó en 2004 y colaboró con Shinichiro Watanabe en todo un clásico como Samurai Champloo.
El renombre le llegó al realizar su primer largometraje propio, La Chica que saltaba a través del tiempo (2006). La cinta fue celebrada a pesar de sus problemas y formó los cimientos para llegar a esa genialidad como es Summer Wars (2009) ya con su propio estudio, Chizu. Con esta cinta deslumbró a la crítica y a aficionados, siendo confirmaddo por fin como una de las figuras a seguir dentro de la animación japonesa. Ambos títulos están licenciados en España y forman parte del catálogo de Selecta Visión.
Con El niño y la bestia (Bakemono no ko), sigue con su tendencia a realizar una película cada tres años. Con esta película ha conseguido un éxito en taquilla sin precedentes para el director, recaudando 667.035.100 millones de yenes en su primer fin de semana, quedándose cerca de doblar a la propia Wolf Children, que recaudó 360.372.690 en el mismo período de tiempo. Mientras el primero está licenciado por A contracorriente Films, este título está licenciado asimismo por Selecta Visión.
Edición
La película mantiene el diseño del resto de cintas que Selecta Visión continúa distribuyendo en DVD y en Blu-ray. El nexo en común entre todas las versiones sencillas en alta definición es la peculiaridad de la carcasa translúcida de color rojo, y el lomo de color blanco en la primera etapa de la serie que, tras el famoso time skip de tres años que han sufrido los protagonistas, ha hecho que las siguientes películas tengan un lomo de color negro.
La edición es bastante simple, incluye la película de una duración de 92 minutos tanto en castellano (con audio 2.0 DTS HD en BR y 2.0 DD en el DVD) como en japonés (con audio 2.0 DTS HD y 2.0 en el DVD) y que incluye subtítulos en castellano. En su propia web tiene un precio de 16,90€ en Blu-ray frente a los 12,99 € que cuesta el DVD.
En cuanto el doblaje al castellano, conservan las voces de los actores que aparecían en el anime emitido en Telecinco y Boing, cosa que es de agradecer para el fan que se enganchara en las cadenas de Mediaset.
Conclusión
En definitiva, One Piece: El Barón Omatsuri y la isla de los secretos es un producto disfrutable para el fan de One Piece, con una historia autoconclusiva con el sello personal del genial Mamoru Hosoda. El director deja su particular impronta en los personajes creados por Eiichiro Oda.
Aunque tampoco es que sea una maravilla, se nota la mejoría del estudio que posteriormente produciría títulos más potentes como las que vinieron a continuación: Strong World, One Piece Z y One Piece Gold.
Lo mejor
- Para completistas tanto de One Piece como de Mamoru Hosoda
- Producto que cumple lo que promete: entretenimiento puro, comedia y acción
Lo peor
- La historia tampoco es que sea nada del otro mundo
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