Tras el estreno en 2017 de Maravillosa familia de Tokio, el reconocido director Yoji Yamada regresaba para continuar contándonos las andanzas de esta familia nipona tan pelicular en la tercera y última película de esta trilogía. Estrenada en Japón el 10 de febrero de 2017, Verano de una familia de Tokio llegó a España de la mano de Sherlock Films el pasado 6 de abril.
La familia Hirata vuelve a las andadas
Mientras su mujer Tomiko viaja con sus amigas a ver la aurora boreal, Shuzo decide quedarse para retomar viejas amistades y rememorar los viejos tiempos. Tras un pequeño accidente con el coche del que sale ileso, se desata el caos en su familia: ya está demasiado mayor para conducir. Sus hijos se reunirán entonces para intentar que su padre deje de conducir, pero las cosas resultarán más complicadas de lo que a simple vista parece.
Y es que, más allá de la sinopsis de la película, poco más se puede decir. La cinta cumple a la perfección con su función, es entretenida. Si bien hay ciertos gags cómicos que despertarán alguna que otra carcajada en el espectador, algunos chistes y escenas están metidos con calzador, produciendo momentos de lo más surrealista. Los personajes están estereotipados y son los típicos de una comedia moderna, por lo que la película, en sí, es un producto ligero de consumir y poco original para aquellos que esperan más del hombre que dirigió la Trilogía del Samurai.
Sin embargo, la película tiene un punto muy interesante a destacar dado que muestra la cultura japonesa tal como es. Al convivir tres generaciones familiares bajo un mismo techo es normal que se generen malentendidos y que salten chispas por la diferencia de mentalidad entre unos y otros. De ahí que los más veteranos de la familia sean incomprendidos por los más jóvenes al haber vivido épocas tan diferentes. En definitiva, si por algo brilla Verano de una familia de Tokio es por reflejar con simpleza y acierto la cotidianidad de la vida diaria del Japón actual. Incluso es posible que muchos que desconozcan cómo es el día a día más allá de sus fronteras salgan sorprendidos.
Simplista y poco original
Mientras que las interpretaciones están muy logradas (aunque algunas expresiones resultarán un poco exageradas para aquellos que no estén acostumbrados a la manera de actuar de los japoneses), el aspecto técnico de Verano de una familia de Tokio sigue la línea de la película en general. Irradia sencillez en cada uno de los planos e, incluso, en la música. Esto último sorprende teniendo en cuenta que el responsable de la misma es el famosísimo compositor japonés Joe Hisaishi, quien ya nos tiene acostumbrados a trabajos de muchísima calidad y al que la mayoría reconocerá por ser el artífice de las inolvidables bandas sonoras de la mayoría de las producciones de Studio Ghibli.
Conocido por su trilogía Samurai conformada por las cintas El Ocaso del Samurai, La Hoja Escondida y Amor y Honor, Yoji Yamada completa la trilogía con la que pretendía homenajear Historias de Tokio del aclamado director nipón Yasujiro Ozu. Al igual que en las dos entregas anteriores Una familia de Tokio y Maravillosa familia de Tokio, tanto el propio director como Emiko Hiramatsu se han ocupado del guion.
Conclusión
Verano de una familia de Tokio gustará a todos aquellos que no vayan al cine con grandes expectativas y deseen pasar un buen rato. Se trata de una película para disfrutar con toda la familia, entretenida y cuyos 113 minutos de duración se pasarán muy rápido para más de uno.
Lo mejor
- La cotidianidad de las escenas. Es imposible no identificarse en más de una ocasión con las situaciones que viven los personajes
- Muy entretenida
Lo peor
- Algunos gags cómicos están metidos con calzador e incomodan más que hacen reír
- Algunos diálogos pueden resultar ofensivos para algunos espectadores por su machismo
Verano de una familia de Tokio
Estudio: Kodansha
Año: 2017
Tipo: Película imagen real
Duración: 113 min.
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