Osamu Tezuka (1928-1989) es uno de los pocos autores del arte del cómic que es reconocido a nivel internacional como una de las figuras más influyentes del noveno arte. Conocido por muchos como el padre del manga, el sensei pudo presumir de haber realizado un total de 700 volúmenes para un total de 150.000 páginas, obteniendo 4 Premios Eisner póstumos entre otros muchos galardones. Tal era la dedicación al trabajo de este descendiente de Hattori Hanzō que sus últimas palabras fueron dirigidas a la enfermera que quiso retirarle el equipamiento de dibujo poco antes de fallecer de cáncer de estómago: “¡Déjeme trabajar, se lo suplico!”.
Hoy reseñamos la Antología de Osamu Tezuka que publica Planeta Cómic, la cual recoge 4 de los trabajos más conocidos del legendario autor: Metrópolis, Lost World, Next World y La Nueva Isla del Tesoro. Estas obras fueron publicadas durante lo que se puede considerar el debut del autor, entre 1947 y 1952, justo antes de que Tezuka maravillara al mundo con su personaje más conocido: Tetsuwan Atom, Astroboy.
La editorial Planeta también han publicado en nuestro país otras obras del autor como Adolf, tres tomos de Astroboy (con más en preparación), Ayako, Bárbara, cuatro tomos de Black Jack (con más en preparación), El Árbol que da Sombra, Fénix, La Princesa Caballero, y MW. La editorial se encuentra preparando la publicación de Jiletta from upside down, Grand Dolls, Buda, Dust 8, I.L, The Crater y The Rainbow Parakeet. Planeta también publica Pluto, una historia en la que Naoki Urasawa (Monster, 20th Century Boys) explora ideas del maestro y de su creación Astroboy.
La Nueva Isla del Tesoro
La Nueva Isla del Tesoro (1947) fue una obra de gran relevancia en la industria del manga. Tras publicar su primera obra a la edad de 17 años, El Diario de Ma-chan, su compañero de profesión, Shichima Sakai, le ofreció la oportunidad de trabajar en una singular adaptación de La Isla del Tesoro de Robert Luis Stevenson que él había guionizado bajo el sello de la editorial Ikuei Shuppan. El éxito de esta obra no sólo fue el pistoletazo de salida a la carrera de Tezuka, sino que además supuso el inicio de la Edad de Oro del manga.
Tezuka, a la hora de realizar la reedición de sus obras, no quiso incluir La Nueva Isla del Tesoro entre las obras publicadas por varios motivos. El primero es que se partía de un guión de Sakai quien, además, recortó en 60 páginas la obra original debido a limitaciones de la editorial que no se comunicaron a Tezuka. Además, las páginas a desechar fueron seleccionadas por Sakai, que además realizó cambios en las frases de los personajes, añadió onomatopeyas e incluso modificó el rostro de algunos personajes sin consultar al autor.
Asimismo, las láminas de plomo con las que se reproducían el manga fueron realizadas por planchistas poco experimentados, llegando a incluir páginas en algunos números donde los personajes no tenían piernas o sus ojos se multiplicaban. No obstante, la editorial y el público presionaban por la inclusión de una obra tan influyente. Es por todas estas razones que Tezuka decidió rehacer toda la obra desde cero en 1984. A pesar de no poseer ningún original, el sensei intentó recordar los recortes que más le dolieron para obtener lo más cercano al original de 250 páginas de 1947. Esta última es la versión que podemos encontrar en la antología. La historia sería adaptada a anime en un especial de Mushi Pro TV en 1965, aunque cambiando notablemente la historia y los personajes, ahora representados como animales.
La historia (unas 182 páginas) comienza cuando Pete embarca en un buque para encontrarse con el Capitán y enseñarle un mapa del tesoro que encontró en los documentos de su difunto padre. Esa noche Pete se acuesta en su camarote, confesándole al perro que encontró camino al buque, entre bostezos, lo mucho que desearía que el mapa fuera real y que pudiesen encontrar el tesoro tras vivir multitud de aventuras y peligros. Sin embargo, siempre hay que ser cauto con lo que se desea, puesto que nunca se sabe quién escucha.
Pete despertará al día siguiente bajo la alarma de un ataque pirata. El temible capitán pirata Boar ha abordado el barco con toda su banda, capturando a Pete, al Capitán y a toda la tripulación. Boar, además, se hace con el mapa del tesoro del padre de Pete. Desde ese instante comienza una aventura donde los designios de Pete de aquella noche irán cobrando vida uno por uno, dando lugar a un relato de aventuras al estilo más clásico, que mezcla aspectos modernos con elementos de novelas clásicas como Tarzán o las historias de Julio Verne.
Las viñetas se presentan en hilera vertical, con 2, 3 o máximo 4 viñetas por página. El espacio sobrante de página está acotado por una pequeña trama de puntos que cercan la tira. El dibujo es claro y limpio, con fondos casi inexistentes y donde predomina la acción de los personajes. Es una muestra de las influencias de Disney y los cómics occidentales en el estilo de Tezuka. También es interesante encontrar ciertos patrones que acabarían siendo las bases del manga actual.
Lost World
Tras el éxito de La Nueva Isla del Tesoro, Tezuka decidió viajar a Tokio para buscar una editorial que publicase más de sus trabajos. Tras algunos rechazos, pudo vender El Extraño Viaje del Dr. Tigre a Shinseikaku y El Misterioso Dr. Koronko a Domei Shuppansha.
Este patrón de doctores en sus obras se debe a la otra faceta profesional del sensei, la medicina. Cuando era un niño, Osamu Tezuka enfermó de un hinchazón en los brazos. Finalmente pudo ser tratado por un doctor, provocando en el joven el deseo de dedicarse a la medicina y curar a otros. Fue esta época durante la cual estudió el oficio por la Universidad de Medicina de Osaka, en la cual acabaría graduándose en 1951. Estos conocimientos médicos y científicos motivaron la creación de la trilogía de ciencia ficción que se encuentran en la antología: Lost World, Metropolis y Next World.
Lost World comenzó como una idea que Tezuka tuvo en la secundaria, y que fue incluso serializada en un periódico de Osaka, donde no llegó a concluir. Cuando el autor vio la oportunidad de finalmente llevarla a cabo se encontró con que su antiguo compañero Sakai se enfadaba si reutilizaba personajes de La Nueva Isla del Tesoro, con lo que cambió al Pete y el Capitán (un personaje original de Tezuka llamado Makeru Butamo) por los míticos Shunsaku Ban, apodado Mostacho (Higeoyaji, literalmente “viejo del bigote”) y Ken’ichi (otro nombre para el mismo Pete), quienes harían aparición en multitud de otras obras de Tezuka.
De hecho, el protagonista iba a ser un adolescente, pero los tiempos cambiaban y estaba claro que el manga iba dirigido a una audiencia joven. Es por ello que Tezuka decidió tirar de su antiguo personaje, llevando a algunas incongruencias y algunos momentos incómodos durante el final de la serie que no revelaré para no arruinarle el final a nadie. El título nada tiene que ver con la obra homónima de Arthur Conan Doyle, sino que Tezuka leyó el título en algún sitio y decidió apropiarse de él al gustarle la sonoridad.
La historia comienza cuando Mostacho investiga el asesinato de Ryohei Hagata. El motivo es que se encontraba en posesión de una piedra del planeta Mamango, poseedoras de cualidades especiales. La piedra le fue entregada por el científico Ken’ichi Shikishima, quien también le cedió la custodia de Mii-chan, un conejo que habla, viste y camina como un humano. Juntos deberán desentrañar el misterio de Mamango y del asesinato de Ryohei Hagata por manos de una misteriosa organización.
De nuevo tenemos una aventura a la vieja usanza con caídas al vacío, organizaciones criminales, animales que hablan y viajes a escenarios variopintos. No obstante, en esta ocasión tenemos muchos más componentes de ciencia ficción como científicos locos, planetas misteriosos y viajes espaciales que se realizan con la facilidad de quien coge el metro.
El dibujo es un poco oscuro en la primera mitad, hecho que mejora durante la segunda parte debido a que la reproducción mediante las planchas (técnica kakiban) se llevó a cabo por dos planchistas distintos. De esta diferencia entre dibujos y de lo prolífico del autor surgió la idea de que Osamu Tezuka era en realidad un pseudónimo para dos personas distintas, idea que abrazó incluso su compañero de profesión, Leiji Matsumoto (Capitán Harlock). Aquí se comienzan a vislumbrar algunos experimentos del maestro dentro del arte secuencial, con viñetas a dos páginas y peleas coreografiadas a lo largo de varias páginas.
Metrópolis
La historia de Metrópolis comienza con el Barón Rojo, un terrorista buscado por la policía, capturando al profesor Laughton, una eminencia científica, para que cree para él un robot totalmente humano basándose en una obra de arte antigua. El robot, además de pensar, moverse y expresarse como un humano, deberá tener cualidades especiales como volar o una fuerza extraordinaria, poderes que el autor incluye inspirado por Superman, personaje del que fue presidente del club de fans.
Tras crearlo, Laughton consigue escapar con el robot, a quien llama Michi, y al que criará durante los siguientes años. La vida de Michi no será fácil debido a la reclusión impuesta por Laughton, temeroso de que el Barón Rojo pueda dar con él. No obstante, un día conseguirá escapar y emprender un viaje de descubrimiento junto a amigos como Emmy y Ken’ichi. Encontrar al peligroso Barón Rojo será la tarea del intrépido detective Mostacho.
Tezuka aborda de manera directa temas como el impacto de la humanidad en el planeta, los problemas derivados de la ciencia, la creación de vida, la identidad de las inteligencias artificiales y la corrupción de los héroes por parte de una sociedad que no merece ser salvada. En contra de lo que se podría pensar, Tezuka no basó su historia en el célebre film de Fritz Lang estrenado en 1926 con el mismo nombre. De hecho, ni la había visto en el momento de dibujar el manga. Sencillamente encontró el póster y el nombre en una revista de cine y pensó que podía sacar una buena historia de ahí. También supone la primera aparición de otros dos personajes del autor como son el comisario Cerebroff y el Barón Rojo.
Otra idea interesante con la que cuenta este manga es con que Michi puede ser hombre o mujer con tan sólo tocar un botón de su garganta. La idea de un personaje de género fluido fue muy moderna para la época. Metrópolis también fue adaptada a una película de anime en 2001 dirigida por Rintaro (Astroboy de 1963, Capitán Harlock de 1978) y con Katsuhiro Otomo (Akira) como guionista bajo el estudio Madhouse, aunque cambiando varios elementos de la historia y tomando ideas del filme de Fritz Lang. Como curiosidad tenemos la aparición de Mickey Mouse en forma de ratones mutantes peligrosos que acaban siendo masacrados y destripados.
Next World
Next World trata la guerra entre el país de Star, comandado por el señor Cerebroff y la Federación de Uran, liderada por Nicolai Rednov. Entre el conflicto surgen los fumuun, una raza de pequeños seres nacidos de la radiación de las armas nucleares que adquieren fuertes poderes telepáticos. El conflicto político entre los países se verán ensombrecido cuando la propia existencia de la humanidad se vea amenazada por una raza de seres superiores evolutivamente.
Es una gran epopeya donde intervienen multitud de personajes, tramas, e ideas del autor sobre las consecuencias de la guerra y el impacto de las armas nucleares en la tierra. Al haber vivido la II Guerra Mundial durante su juventud, Tezuka siempre se mostró como un fiel defensor de la paz y contrario a las ideas políticas totalitaristas, como deja ver tanto en historias más infantiles y amenas como Next World como en obras más adultas y de carácter político como Adolf. Se trata de la aventura más larga de la antología, dividida en dos partes que juntas suman unas 300 páginas, aunque en el primer borrador de Tezuka sumaban nada menos que 1000. Las páginas descartadas fueron regaladas o quemadas por el autor. De nuevo, la historia no tiene nada que ver con la novela homónima de 1933 de H.G. Wells, adaptada a película en 1936, aunque el propio Tezuka admite haber encontrado el nombre de dicha película en alguna revista de cine.
En estas dos últimas historias se puede comprobar una gran mejora en la calidad de los dibujos, donde se juntan el nuevo bagaje del autor y las experiencias pasadas del mismo con planchistas de escasa habilidad. El dibujo se torna limpio y claro, mientras que la expresividad de los personajes y la experimentación con las viñetas aumenta con la pericia del sensei.
La edición
La edición que trae la editorial Planeta viene en formato tomo (150×230) cartoné de tapa dura, con un total de 936 páginas en blanco y negro. Además de estas 4 historias autoconclusivas, la edición incluye varios extractos del diario de Osamu Tezuka durante la época de su debut (1946 y 1947), hechos públicos por el propio autor. También se incluyen los epílogos que el maestro redactó para la edición japonesa de las Obras Completas de Osamu Tezuka por la editorial Kōdansha, que constó de 300 volúmenes publicados entre 1977 y 1984. Estos epílogos incluyen curiosidades e historias sobre las historias contenidas en el tomo. El precio de venta es de 35 euros.
Conclusión
La Antología de Osamu Tezuka recopila historias que encuentran un mejor sitio juntas que en tomos separados. Por un lado, tenemos la primera historia del autor (retrasada por él mismo en sus últimos años de vida), que supuso el inicio de la Edad de Oro del manga, mientras que por el otro podemos explorar la trilogía de ciencia ficción de los primeros años profesionales de Tezuka. Gracias a la lectura de estos trabajos podemos comprender mejor la figura del padre del manga y podemos vislumbrar los andamios sobre los que se cimentará su obra más conocida: Astroboy.
Se trata de historias de aventuras a la vieja usanza, parecidas a las que se podían leer en cómics de Disney, Superman, Tintín o en héroes de cómics pulp como The Phantom, Flash Gordon o Tarzán. Organizaciones criminales, la ciencia al servicio del mal, detectives, viajes espaciales, seres superiores… todos estos elementos clásicos conforman aventuras divertidas y situaciones delirantes que harán las delicias de gran parte del público actual, aunque el dibujo se antoje anticuado para algunas generaciones más jóvenes.
Sin duda, una magnífica edición con gran cantidad de contenido a un precio barato que, además de interesante y entretenida, queda estupenda en la estantería. Una compra indispensable para los fans del autor o un regalo ideal para quienes quieran conocerle.
Lo mejor
- Historia del manga, indispensable para fans del género
- Extras interesantes y amenos
- El lomo aguanta perfectamente el peso de las casi 1000 páginas
Lo peor
- Puede aburrir a las nuevas generaciones
- Dibujos oscuros por errores de impresión de la época
Antología Osamu Tezuka
Editorial: Planeta Cómic
Formato: Tomo (150x230) cartoné (tapa dura)
Tomos: 1 (Finalizada)
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