Regreso al Futuro. Con este título tan fílmico comenzamos esta reseña de White Day, A Labyrinth Named School, un videojuego que tiene ya unos años, 16 para se exactos, y que recientemente ha llegado remasterizado a la consola bandera de Sony. No es que esté en contra de esta tendencia tan común hoy en día, pero, ¿nos enfrentamos a una sequía de ideas? No hay más que pasarse por las principales plataformas de descargas de videojuegos para ver la cantidad de títulos de tiempo pasados que nos llegan a modo de reboot, remake, spin off, etc.
Ojo, que no me echen a los leones, que últimamente el mercado está muy interesante con títulos AAA, pero ¿realmente es necesario volver a revivir el pasado? Son juegos que se crearon para otros soportes y que en las consolas modernas pierden ese encanto que tuvieron en su día y que debieron de quedar ahí. Yo disfruto más que nadie con títulos como Fantavision, Silent Siren o Shadow of the Colossus (el antiguo, no el nuevo), pero no creo que esa sea la idea.
Con esta premisa vamos a analizar el juego White Day: A Labyrinth Named School, un juego coreano que vio la luz para PC en 2001, sí, hace 16 años. El título llega a Europa a través de la compañía PQube Limited que ha tenido a bien traducirlo al Español para no perder detalle, claro está. Si lo juegas hasta 8 veces, tantas como finales tiene…, pero no quiero adelantar cosas, comencemos como comienzan las buenas historias: un chico enamorado de una chica…
La historia se centra en Hui-mi Lee, un alumno recién llegado al instituto Tendoo. Lee esta enamorado de una chica de su clase y quiere regalarle una caja de bombones en el White Day. Este día, el 14 de marzo, los chicos tienen la tradición de regalar chocolate a las chicas que, en el pasado San Valentín, les hicieron algún presente a los chicos que les gustaba.
Lamentablemente, Lee se queda encerrado en el instituto donde descubrirá que este antiguo hospital de la Segunda Guerra Mundial, esconde un oscuro secreto. Un secreto que le podrá costar la vida.
Un poco de historia
White Day se publicó exclusivamente en Corea del Sur allá en 2001 como un juego de survival horror en primera persona para ordenadores de sobremesa. Fue tal el impacto que tuvo entre sus jugadores que en poco tiempo se hizo un hueco entre los fans del terror y los videojuegos.
Más tarde en 2015, el juego se adaptó para móviles, alcanzando una popularidad sin fronteras. Con gráficos adaptados para estos dispositivos y 2 gigas de descarga, el juego goza de una nota de 4.4 sobre cinco y ha llegado a más de 50 mil descargas en dispositivos Android.
Tras esto el juego se ha desarrollado por completo para PS4, mejorando los gráficos para adaptarlos a la alta definición, nuevas mecánicas, nuevos personajes y una historia completamente nueva con la idea de crear la versión definitiva de un título legendario. Y por si fuera poco, el juego tiene diversos DLCs estéticos como ropa de baño para los personajes principales, trajes terroríficamente divertidos o en colaboración la saga Blazblue.
Terroríficamente gráfico
Cuando llevas unas horas jugando a este título, te das cuenta de que no fue un juego creado para consolas. Es más, si ves el juego para móviles percibes que no hay mucha diferencia gráfica entre ambos.
Los gráficos son aceptables si pensamos que el juego tiene muchos años. Además los juegos de este tipo no precisan de unos gráficos cristalinos ya que su fin es otro. Un survival horror ha de tener otros puntos fuertes en su historia más allá de unos gráficos espectaculares. El juego de luces y sombras ha de generar una atmósfera angustiosa necesaria para que el jugador experimente el terror.
No se aprecian “dientes de sierra” lo que ya es un triunfo, pero los personajes tienen movimientos muy forzados. Esa sensación de que estas moviendo un robot más que a una persona. Esta impresión se hace especialmente llamativa cuando habla con algunas de las chicas que, curiosamente, están en el colegio a altas horas de la noche (¿por qué? Quién sabe…). En estos momento es cuando te das cuenta de que algo falla, que no es un juego para consolas de nueva generación, y que como dice PlayStation, es un juego que se ha rehecho para la consola. Si se ha vuelto a hacer y a programar, podrían haber dotados a los personajes de movimientos más… humanos.
El control de pánico
Si hay un punto débil en este juego son los controles del personaje principal. Adelante, atrás, giros, agachados, etc. Movimientos que se realizan de una manera muy lisa, muy alejados de un First Person. El control del puntero que se queda fijo en el centro es rápido y poco preciso. Requiere de acostumbrarte a parar dónde quieres, algo que es frustrante puesto que hay ocasiones que esa precisión puede ser el resultado entre la vida y la muerte.
Cierto es que no hay controles con combinaciones de botones o difíciles secuencias, pero esa simplicidad hace que la experiencia del juego se vea un poco mermada a la hora de mover con rapidez entre los muros del instituto.
Un juego demoníaco
Da miedo, sí, lo admito. Sin luz, con unos buenos auriculares te puedes llevar más de un susto. Si tienes la suerte de poseer las VR de Sony, ya te puede dar algo. Porque si este juego no te asusta, no tienes sangre en las venas. Analicémoslo.
Hay un factor de vital importancia en un buen juego de terror: el sonido. Un bueno sonido ambiente, pensado para crear una atmósfera angustiosa, es básico si quieres conseguir que esa sensación se transmita al jugador (este juego escuchando a Los Chunguitos no da miedo). Este sonido incluye crujidos, siseos, portazos, etc. Incluso una muy simple banda sonora interpretada por lo que creo que es un saminsen. Si un susto se acompaña con una subida en la música, un golpe seco, un flash de luz…, tienes una reacción en el jugador que es la que se busca.
Un primer susto hace que en el transcurso del juego esperes ver, en cada esquina, otro espíritu, espectro o fantasma… Incluso el conserje, que en este juego es uno de los personajes que, a mi parecer, puede angustiar más que no dar miedo. Aunque de eso ya se encargan otros “compañeros” del instituto.
Un laberinto llamado colegio
El desarrollo del juego tienes varios componentes que vamos a pasar a analizar uno a uno, pero no todos ya que descubriremos oscuros secretos que no han de ser revelados.
Puzles: Para avanzar en el juego hay que solucionar algunos acertijos típicos de este tipo de desarrollos. Los hay de buscar objetos, formar “literalmente” puzles o solucionar enigmas de varios tipos. En algunos casos se puede hacer pesado el buscar un objeto, en particular las llaves que abren puertas, algunas de estas búsquedas te pueden llevar a tener que cruzar de lado a lado el instituto.
Sigilo: Obviamente, no hagas ruido que viene el conserje y no es muy simpático que digamos. Este no castiga, te infla a palos con un bate de béisbol. Además es el personaje que te va hacer pasarlas canutas ya que está presente en todo momento y siempre has de tenerlo en cuenta.
Corre como si no hubiera un mañana: Exactamente eso. Hay momento en los que hay que correr sin mirar atrás. Porque como mires puede que no te guste lo que veas.
Además de esto, también tienes los clásicos en estos juegos: recogida de notas de información, hojas con datos que vas encontrando, objetos diseminados por todo el instituto, puntos donde puedes salvar la partida, mensajes por SMS (¡al loro!) que llegan al móvil, etc.
Muchas de estas características aumentan o disminuyen dependiendo el nivel de dificultad que elijas. En esta impresión estamos jugando con el modo normal y el nivel de ayuda que ofrece el juego es bastante aceptable. Ni mucha información ni “búscate la vida”, está muy equilibrado, sobre todo con el conserje.
Miedo, vas a pasar miedo
Poco más queda que añadir sin desvelar los misterios que encierra este instituto. Pero hay que aplaudir que un juego de 16 años aún haga pasar miedo, y mucho en algunos casos. Cuando lo estaba jugando me ha recordado mucho al épico Fatal Frame y me ha dado qué pensar. Espero que no mucho tiempo lo pueda disfrutar en mi consola de última generación. Pese a haber juegos punteros de este género, hoy por hoy, este ha sido, con diferencia, el mejor juego survival horror al que he tenido el placer (o terror) de jugar y el único que me ha hecho pasar miedo de verdad. Pensar en jugarlo entero con las gafas VR de Sony hace que un sudor frío me recorra la espalda.
Lo recomiendo a todo aquel que le guste el género y quiera pasar miedo de verdad.
Lo mejor
- La atmósfera inmersiva
- Los efectos de sonido
Lo peor
- Los controles en general
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