Nos encontramos en Alefgrado, un mundo sumido en el terror y la miseria. Los monstruos campan a sus anchas por las tierras que una vez poblaron los humanos. El origen de la tragedia es Draconarius, un temible ser que consiguió dispersar a los humanos y despojarlos de su capacidad de crear. Fue así como los humanos dejaron de dominar la tierra y la maldad reinó. Pero no todo está perdido. De entre todos los humanos, uno se alzará con un gran poder de su parte: ¡la imaginación! ¿serás tú el héroe que necesita Alefgrado?
La franquicia Dragon Quest se zambulle de lleno en los juegos de creación y aventuras al estilo Minecraft o Terraria. La famosa saga de rol cuenta con multitud de adeptos a lo largo del mundo, con especial devoción en su país de origen, Japón. Este spin-off de género híbrido fue desarrollado por Square Enix para PlayStation 3 (sólo en Japón), PlayStation 4 y PlayStation Vita en 2016. Sin embargo, la compañía decidió que los usuarios de Nintendo Switch también merecían disfrutar de su juego, con lo que el título se encuentra disponible para la consola de Nintendo desde el pasado 8 de febrero.
Los pilares de la tragedia
Dragon Quest Builders nos sitúa en Alefgrado, el mundo del primer Dragon Quest. Sin embargo, se trata de una línea de tiempo alternativa en la que el héroe acepta el trato del malvado Draconarius. El villano poseería la mitad del mundo, mientras que el héroe ejercería su control sobre la otra mitad. Sin embargo, este trato era una tapadera para engañar al héroe y sumir el mundo en la oscuridad.
Con el planeta envuelto en tinieblas, nuestro protagonista despertará en una cueva, sin memoria ni conocimiento sobre su propia identidad o el mundo que lo rodea. En ese momento una voz sonará en su cabeza, la de la diosa Pamplín, quien proclama ser madre del personaje. Podremos elegir si este avatar es un chico o una chica.
Una vez consigamos salir al exterior encontraremos una ciudad destruida, la primera de muchas. Nuestro trabajo será reconstruir estos antiguos emplazamientos humanos, devolviendo así a la humanidad su voluntad de crear. Poco a poco conseguiremos aliados y alzaremos ciudades desde cero gracias a ellos, recobrando paulatinamente la luz que una vez inundó Alefgrado. Aunque el camino no será fácil, ya que tendremos que enfrentarnos a las clásicas criaturas de Dragon Quest como los míticos slimes, los esqueletos, los fantasmas o las quimeras.
El juego recurre a una historia típica de RPG, con un protagonista amnésico como principal excusa para enseñarnos el mundo desde cero. A pesar de este recurso tan manido, el enlazar de alguna manera con la primera entrega del juego ha sido un total acierto. Los jugadores más veteranos podrán observar muchos guiños a entregas clásicas de la saga, monstruos aparte.
Los personajes con los que nos encontramos son muy variados, y tienen formas de ser muy distintas entre ellos. Uno de las alicientes de viajar a nuevos lugares será conocer a nuevos aliados, tanto monstruos como humanos, que se encargarán de ayudarnos en nuestra heroica tarea. Sin embargo la diosa Pamplín será un poco pesada a la hora de contar las cosas, avasallando al jugador con multitud de tutoriales e historias sobre el mundo que nos rodea.
Mientras vivieron, columnas construyeron
La jugabilidad tiene como base la recolección de recursos. Al recoger un recurso se nos enseñarán las distintas recetas que podremos llevar a cabo con ese recurso como ingrediente. Lo que resulta de esas mezclas va desde ítems para sanarnos hasta recubrimientos de paja para las casas o distinto mobiliario para decorarlas.
Con estos objetos podremos reconstruir las antiguas ciudades del hombre, ahora en ruinas. Estos emplazamientos son a pequeña escala, con lo que su reconstrucción no suele ser muy complicada. Los distintos personajes secundarios nos irán guiando en las reconstrucciones, dándonos los pasos necesarios para alcanzar el apogeo de nuestras habilidades.
Como en cualquier RPG tendremos misiones principales y secundarias, aunque la mayoría serán poco originales y consistirán en coger X material y usarlo para X cosa. Las primeras harán avanzar la historia, mientras que las segundas nos proporcionarán mejoras para el personaje al completarlas. Estas mejoras serán permanentes, al contrario que los objetos que recopilemos a lo largo de nuestro periplo, ya que al completar un capítulo perderemos todos nuestros recursos. Esta decisión se me antoja absurda, castigando al jugador precavido que almacena objetos para un futuro caso de necesidad.
Mientras recorremos el mundo en busca de aliados o recursos, no serán pocos los enemigos que saldrán a nuestro paso. Tendremos a nuestra disposición las distintas armas y armaduras que construyamos. Con mejores materiales obtendremos mejor equipo, que nos permitirá explorar con más seguridad las áreas más peligrosas. Se forma así una curva de dificultad que consigue que el jugador se adapte cómodamente a las mecánicas, siendo penalizado por su osadía y premiado por la paciencia.
De día podremos explorar con mayor o menor dificultad, pero la noche traerá consigo multitud de poderosas bestias. Es muy complicado hacerles frente a todas, con lo que dormir al caer la noche será la decisión más sabia que podamos tomar. Amén de recuperar vida en el proceso. Además deberemos estar atentos a la barra de hambre, ya que nuestro personaje perderá vida gradualmente al tener el estómago vacío.
De vez en cuando tendremos que hacer frente a oleadas de enemigos que querrán invadir nuestro hogar recién construido. Conocer la dirección por la que suelen aparecer los monstruos será importante para proteger a los aldeanos y las construcciones, ya que estos seres arrasarán sin piedad con todo. Fortificar ciertas zonas tendrá una importancia capital a la hora de enfrentarse a tantos enemigos.
Tenemos así un RPG con un gran componente estratégico. Las mejoras le llegan al jugador que consigue los mejores materiales, propiciando así un bonito sentimiento de exploración. Los enemigos y los peligros de la noche le darán a nuestras incursiones una buena cantidad de emoción. Sin embargo, el sistema de combate peca de aburrido, siendo reducido a una sucesión de golpes por parte del jugador y los enemigos, dejando poco lugar a la estrategia o la habilidad.
Arte cubista
Dentro del terreno visual tenemos escenarios formados por cubos debido a la mecánica principal del juego. Aún con su composición, el agua, el cielo y ciertas texturas dan lugar a un mundo bonito que incita a ser explorado. El modelado de los personajes encaja a la perfección con este mundo, con texturas suaves y redondeadas. Los movimientos son algo artificiales, pero necesarios para moverse correctamente por un mundo moldeado a nuestro antojo.
Los diseños clásicos vienen de la mano del maestro Akira Toriyama, quien prestó sus lapiceros a las primeras entregas de la franquicia. Obviamente los personajes de esta entrega no están diseñados por Toriyama, pero su estilo se puede ver plasmado en los peinados y los ropajes de los personajes. Muchos de los enemigos nos recordarán a las primeras aventuras de Goku en Dragon Ball o a las gamberradas de Arale en Dr. Slump.
La cámara, sin embargo, se presenta como el principal problema del juego. Si pensabas construir una casa con techo podrás observar que apenas tienes sitio para poder disfrutar de las vistas del dormitorio, ya que en distancias cortas la cámara pasa a ser imposible de manejar. Ya ni hablemos de cuando te deja vendido en una batalla.
Rocas n’roll
El juego cuenta con temas relajantes para la exploración y algo rockeros para los combates. Lamentablemente cuenta con un repertorio muy limitado de estas canciones, haciéndose pesadas a los pocos minutos de juego. Los sonidos enemigos también cuentan con muy poca variedad. El juego tampoco está doblado, pero es algo habitual en la franquicia, con lo que es más entendible. Siendo una saga con tan buen repertorio musical es una pena no encontrar más cuidado en este aspecto.
Conclusión
Dragon Quest Builders es un juego ideal para relajarse andando de acá para allá. Es un título poco exigente que hace más énfasis en la paciencia, la perserverancia y la creatividad. El lado oscuro de estas características son la baja carga narrativa, la poca dificultad y la monotonía en las misiones.
Es un juego sencillo y tranquilo para un target que no quiere complicarse la vida. Los fans de la saga también lo disfrutarán, encontrando multitud de referencias a otras entregas de la franquicia y, en concreto, a la primera entrega de Dragon Quest. Es gratificante encontrar este juego en Nintendo Switch, ya que se me antoja ideal para descansos entre reuniones o al esperar en las eternas colas burocráticas.
Lo mejor
- Juego sencillo para jugadores casuales o que busquen experiencias relajadas
- El componente de exploración
- Las referencias a la saga Dragon Quest
Lo peor
- La historia y las misiones carecen de originalidad, no entusiasman
- Combates poco emocionantes y con nula estrategia
- Poca variedad musical
Dragon Quest Builders
Plataforma/s: Nintendo Switch, PlayStation 4, PS Vita
Desarrollo: Square Enix
Jugadores: 1
Audio/Textos:
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