Opus es el último manga de larga duración del célebre director japonés Satoshi Kon. En él, Kon nos ofrece una caída en picado al interior de las páginas de un cómic y a todo el universo del que después nacieron joyas de la animación como Perfect Blue, Paprika o Millenium Actress. ¿Os atrevéis a entrar en la mente del genio que mezclaba magistralmente realidad y ficción?
El argumento dentro del argumento
El departamento de investigaciones especiales asigna a la detective Satoko el caso de una misteriosa serie de desapariciones. En el transcurso de la investigación descubre la existencia de una empresa controlada por una enigmática secta llamada “Religión Anónima”. Dicha empresa se dedica a sintetizar una popular droga que contiene mensajes subliminales. Tras conseguir que Rin, un chico con poderes paranormales, le preste ayuda, organiza una redada en la fábrica. Pero debido a las presiones de un político controlado por la secta y de que su madre y algunos de sus compañeros han caído en las redes de “Religión Anónima”, Satoko se introduce en solitario en la sede de la secta para acabar con esta locura. Sin embargo, cuando todo indica que ha logrado acabar con “el Enmascarado”, el gurú de la secta, de repente…
Esta es la trama de la obra en la que trabaja Chikara Naigai, un mangaka de manual, y dentro de la que acabará siendo transportado contra su voluntad.
Si bien el argumento no resulta tan original como en otras de sus obras, solo con la sinopsis ya nos queda clara la presencia de esa mezcla entre realidad y ficción que tan bien define el trabajo de Kon. Todo parece una excusa para explicarnos un concepto profundo que nos permita acercarnos a la realidad de otra manera. Lo cual convierte a Opus, como al resto de sus trabajos, en una historia al margen del tiempo y tan vigente ahora como cuando se creó hace veinte años. Solo esto ya debería ser aliciente suficiente para sumergirse en su lectura.
Opus se publicó en las revista Comic Guys de octubre de 1995 a junio de 1996, y quedó originalmente inconclusa por el cierre de la revista. Sin embargo, en esta edición recopilatoria se ha incluido un capítulo inédito que proporciona un cierre abrupto pero bastante digno a la historia. De hecho, aunque el capítulo no son más que bocetos, encaja sorprendentemente bien con la estética y guión de Opus, y nos acerca mejor que ninguna otra obra a la manera en que Kon creaba sus mangas. No obstante, uno no puede dejar de preguntarse hasta dónde habría llevado su mente esta obra de haber tenido éxito y haber sido mucho más larga.
La estela de Otomo en el dibujo de Kon
Es imposible negar que Kon no está influenciado por Katsuhiro Otomo. Y es que aunque en sus obras de animación no se aprecia tanto, en sus cómics la influencia llega a tal extremo, que podría confundirse el dibujo de uno con la del otro. Por algo Kon fue discípulo del gran Otomo. Pero sobre este punto profundizaremos más en la siguiente sección de esta reseña.
Fondos ricos en detalles que hacen creíble el universo, páginas con mucho dinamismo, pocas tramas y puestas con muy buen gusto… En definitiva, todo el trabajo destila calidad. El diseño de personajes destaca sobre el resto de apartados. Los protagonistas y secundarios están bien diferenciados los unos de los otros, son expresivos y por sus rasgos hasta podemos hacernos una idea del tipo de vida que han llevado. Esto es algo que me ha gustado especialmente, ya que no son pocas las obras en las que el diseño de personajes es tan parecido, que resulta fácil confundir un personaje con otro.
La vida del genio
Kon nació en Hokkaidô (Japón), el 12 de octubre de 1963. Descubrió su pasión por el manga en 1980, gracias a la obra Pesadillas, de Katsuhiro Otomo, y estudió en la facultad de Diseño y Comunicación Visual de la Universidad de Bellas Artes de Musashino. En 1985, estando todavía en la universidad, debutó como mangaka al ganar un accésit del premio Tetsuya Chiba con la obra Carve (aquí conocida como Talla e incluida en el recopilatorio Historias Cortas de Satoshi Kon, publicado por Planeta). En 1990 publicó Regreso al mar, su primera serie, en la revista Young Magazine, y a la que les seguirían Serafim 2 Oku 661 Man 3336 no tsubasa y Opus.
Por aquel entonces, mientras Kon iniciaba su carrera como mangaka, Katsuhiro Otomo triunfaba con la adaptación animada de Akira y daba el salto a la imagen real con World Apartment Horror, una especie de adaptación libre de su manga Pesadillas. Fue con esta película con la que Satoshi Kon se convirtió en discípulo del autor de Akira al igual que Koji Morimoto (The animatrix), Rintaro (Galaxy express 999, X/1999, Metropolis) y Yoshiaki Kawajiri (Ninja Scroll, Vampire Hunter D). Y junto a Otomo, realizó la adaptación al manga de dicha película.
Este trabajo le llevaría poco después a incorporarse como diseñador artístico de fondos de la película Roujin Z (basada también en la obra original y el guión de Katsuhiro Otomo). Esta sería su primera incursión en el mundo de la animación, a la que le seguirían encargos menores en Melos el granjero siciliano, Patlabor 2 y Jojo’s Bizarre Adventure. Trabajos que culminaron en la adaptación del corto Magnetic Rose dirigido por Koji Morimoto, incluido dentro de Memories (1996), proyecto apadrinado por Otomo y que supuso su lanzamiento definitivo al estrellato.
Finalmente, en 1997, y también apadrinado por Otomo, debutó como director cinematográfico con la película Perfect Blue. A partir de entonces, cosechó grandes críticas como director de cine de animación, y sus obras Millenium Actress, Tokyo Godfathers, Paranoia Agent y Paprika (esta última basada en la obra original de Yoshitaka Tsutsui), se convirtieron en films de culto.
El 24 de agosto de 2010, a los 46 años, murió víctima de un cáncer de páncreas, dejando inacabada la película Yume miru kikai (La máquina de soñar) y al mundo de la animación huérfano de una de sus mayores estrellas.
La Edición
La edición que ha preparado Planeta para la ocasión, de 14,8 x 21 cm, con un buen papel, una excelente traducción a cargo de Daruma Serveis Lingüístics, cuatro páginas a color y tapa dura; es sin duda de las mejores del mercado. Si bien, el diseño, con un marco beige más ancho que en la edición japonesa, tiene un aire a “enciclopedia” algo añejo. Además, aunque la obra sólo tiene 196 páginas en blanco y negro (excepto las cuatro en color mencionadas), la calidad global del producto aumenta el precio de los tomos.
En mi opinión, es una lástima que la edición no se haya hecho en un formato que grite un poco menos: “este manga es del genio de la animación japonesa”. No conozco las ventas que tiene esta obra, pero estoy seguro que si se hubiera hecho en un formato diferente, hubieran aumentado ligeramente. Aunque sólo fuera porque la comprarían más consumidores de historias, y no sólo coleccionistas. Por otro lado, es normal que se haya publicado en este formato. Sobre todo teniendo en cuenta cómo se han editado el resto de obras del autor en España. Ediciones a las que, tal vez, los consumidores de manga no están tan habituados como los de cómic americano o francés. Ediciones que obligan a algunos a pensarse dos veces su compra. No por la falta de calidad, sino por el precio. Pues por el precio de un tomo de Opus se pueden comprar dos tomos de cualquier otra obra. Que, por supuesto, no serán del genio de la animación japonesa.
Conclusión
Opus es una obra tanto para fans de Kon como para quienes quieran quedar bien haciendo un regalo con buena presencia de una de las mentes creativas más importantes de la animación japonesa. Por no mencionar el aliciente para los fans de que incluya bocetos que permiten entender mejor su trabajo y que proporciona un final digno a la historia.
No obstante, es fácil que su lectura deje un ligero sabor a insatisfacción en los labios. Porque mentiría si no dijera que se nota que Kon tuvo que terminarla de golpe. Los personajes son interesantes pero algunos no están demasiado bien desarrollados (especialmente Rin) y, debido a la cancelación de la serie, parece que la historia no acabe nunca de despegar. Puntos que me obligan a bajar la nota de la obra a pesar de mi admiración por este autor.
A pesar de todo ello, Opus no es una mala obra. Más bien al contrario, es entretenida y tiene dosis de acción y giros argumentales interesantes. Tiene todo el potencial que la podrían convertir en un superventas si se empezara a serializar actualmente. Está claro que Kon era un adelantado a su tiempo, que sabía en qué quería convertir esta historia y que no le dejaron. Aspecto por el cual no hay que quejarse demasiado, porque gracias a que no pudo desarrollarse enteramente como mangaka, creó verdaderas joyas de la animación. De hecho, es gracias a sus películas que estamos reseñando este manga.
Lo mejor
- Poder seguir disfrutando de obras de Satoshi Kon a pesar de que haya fallecido.
- El capítulo que cierra la obra nos habla mucho del autor y proporciona un cierre digno a la historia.
Lo peor
- La historia se termina cuando llega al punto más interesante. Deja con ganas de saber más de la relación entre el mundo del mangaka y el de su obra.
- Puede haber quienes no vean el estilo del capítulo final como algo positivo o suficiente.
- El precio.
Opus |
Aceptable |
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