Ponent Mon nos sorprende siempre a cada obra que edita, en esta caso recuperamos una obra publicada hace un tiempo pero que no deja de ser un manga curioso de la experiencia real del autor Hideo Azuma. Todo un auténtico relato sobrecogedor contado, desde un punto de vista cómico, que nos pone en la piel de un sin techo alcohólico considerado una gran guía de supervivencia en la ciudad.
Por Magdalena Garrido
¿Qué harías si de repente un día en plena borrachera no te apeteciera volver a casa? En ese momento de poca lucidez decides dejar todo atrás: trabajo, familia y amigos. Aunque suene a historia para no dormir no es más que la experiencia real vivida por el autor de este manga. Qué mejor manera para documentarse que sufrir las consecuencias de la vida en la calle en los propios huesos.
Primera parte: 1989
La historia comienza en 1989 nos sitúa en el quehacer diario del autor, cómo aguantaba las largas jornadas de trabajo de dibujante gracias al alcohol. Sentía que no tenía ganas de trabajar cada vez que despertaba de una resaca tras otra. Tras una semana en la que vivió en casa de un amigo, regresa de nuevo al estudio donde encuentra una nota de su editor exigiendo respuestas sobre dónde ha estado. En esos momentos Azuma cree que es demasiado tarde para pedir perdón por lo que decide abandonar todas las series que estaba dibujando y se toma una temporada de descanso.
Aquí empieza el auténtico infierno, la depresión, la inquietud y el delirio se apoderan del autor. El deseo de morir es más fuerte que nunca y con esa gran convicción se dirige a una montaña donde no haya nadie. Tras el último vaso de sake coge una cuerda y se la ata al cuello aprovechando la pendiente de la montaña. Pero se quedó dormido. En esos momentos algo se cruza en la mente del protagonista, en vez de morir decide quedarse a vivir allí. Pero no es una decisión tajante, es un dejar estar las cosas y ver como pasa el tiempo sin querer retomar la vida anterior.
Quizá sea más duro tener que subsistir en plena naturaleza que la decisión de quitarse la vida, no le cabe la menor duda a Azuma. Para un auténtico adicto al alcohol y el tabaco no debe haber mayor tortura que no disponer de sus pequeños placeres amén de sufrir las inclemencias del tiempo. Al principio sobrevivía gracias a lo que iba encontrando en el campo como pequeñas huertas, robando comida para animales, hasta robando a otros indigentes. Posteriormente descubre las grandezas de los cubos de basura, empezando con las sobras de los vecinos cercanos y siempre por la noche ya que no quiere alertar a nadie.
El agua la obtenía de un grifo de una urbanización cercana, la cama bastaba un par de mantas podridas que encontró en un vertedero. No quería llamar demasiado la atención por lo que no montó una tienda como hacían otros indigentes. A medida que pasan los días era capaz de predecir qué tipo de comida habrá en cada cubo de basura por lo que obtenía una dieta bastante equilibrada sin embargo las indigestiones eran más habituales de lo esperado debido a la comida en mal estado o a las condiciones nada higiénicas en las que eran consumidas. La auténtica fiesta llegó el día que Azuma descubre los cubos de basura de los restaurantes y de los supermercados. En ellos encuentra prácticamente de todo en un excelente estado, nada que ver con los cubos convencionales.
Es en este momento en el que nadaba en la abundancia cuando es detenido por un policía cerca de una estación, es interrogado por ser sospechoso de un robo pero al contrastar su identidad descubren que es Hideo Azuma el mangaka. Su familia lo ha estado buscando durante los últimos meses habiendo emitido una orden de búsqueda.
Segunda parte: 1992
La segunda parte de Diario de una Desaparición comienza en 1992, de nuevo el autor harto de estrés del trabajo diario en la editorial protagoniza otra huida de la realidad. Al igual que en 1989 se refugia en una montaña cercana a la ciudad pero ya con la experiencia aprendida sobre los sitios más indicados a frecuentar. Demasiada vida ociosa hacen sentir mal a Azuma por lo que decide buscarse un trabajo. No fue una decisión acertada elegir la compañía de gas debido a la cantidad de gente extraña con circunstancias difíciles que trabajaban en ella. El trabajo era bastante duro y requería de un gran esfuerzo físico pero con el tiempo supo hacerse a él logrando cierta responsabilidad en el cargo. De nuevo cansado de esta experiencia de la que lo único que obtuvo fue un cuerpo más musculoso decide retomar la vida de mangaka.
Tercera y última parte: 1998
La última parte del manga nos sitúa en 1998 y nos presenta a un Azuma que lo único que hace es beber, de su propia boca escuchamos que el único momento del día en el que no bebía era mientras dormía. Se vuelve loco por momentos, todo a su alrededor empieza a causarle pánico, tiene alucinaciones visuales y auditivas. Su familia en un intento de desesperación consigue ingresarle en un hospital especializado en psiquiatría. Allí es atado a una cama donde debe empezar en esa situación tan penosa su tratamiento de desintoxicación. Son escenas bastantes duras contadas como siempre desde el lado cómico del autor que parece no perder la sonrisa en ningún momento. Aquí conocemos a los diversos pacientes que compartieron el mismo problema que Azuma durante su ingreso en el hospital.
Todo narrado en clave de humor, Azuma reconoce que bastante duro es pasar por todo lo aquí contado como para tomarlo demasiado a pecho. Cuando el lector hojee esta obra probablemente nunca imagine qué es lo que se cuece en él ya que el dibujo no sugiere tragedia en ningún momento.
El autor
Hideo Azuma también conocido como Hideo Aduma comienza su experiencia como dibujante asistente de nace en Urahoro, Hokkaido el 6 de febrero de 1950 pero poco sabemos de su infancia. La afición de dibujar surgió en él en plena adolescencia, con dieciséis años creó el que se puede considerar su primer manga, una breve historia de 4 viñetas hechas a lápiz. Trabaja brevemente en una compañía en Tokio con Rentaro Itai (guionista profesional de series como Oraa Guzura Dado, prácticamente desconocida en nuestro país), pero no fue hasta 1969 cuando un joven Azuma realiza el que será conocido como su debut en la escena manga del momento.
Apoyado por un público bastante selecto consigue hacerse con un nombre y alguna repercusión notable en el panorama. Sus primeras obras tienen una temática bastante diversa de las cuales destacamos Futari to Gonin -con marcado carácter cómico-, Yakekuso Tenshi, Parareru Kyoshitsu, Methyl Metaphysicand y Fujori Nikki del género de la ciencia-ficción más absurda e hilarante que podamos imaginar. Por último, de esta época hay algunos pinitos del autor dentro del género erótico tales como Hizashi y Umi Kara Kita Kikai. Todas ellas tienen algo en común, a juicio del autor es el manga el mejor vehículo de expresión que encuentra para sus sentimientos. Algo que le permite total improvisación de técnicas y trabajo sobre la marcha.
De la misma manera entre todos esos géneros que ha tocado hay tres que están para Azuma por encima de todas las cosas: comedia, ciencia ficción y las mujeres. Mención especial que tuvo Fujori Nikki la cual ganó en 1979 el primer premio en la categoría de cómic en el X Concurso de Ciencia-Ficción de Japón.
Más conocidas fueron dos obras suyas Nanako SOS y Orimpusu no Poron (traducida en España como La Pequeña Polón) ambas lograron convertirse en series animadas siendo ésta última emitida en nuestro país en las cadenas autonómicas.
Diario de una Desaparición recibió en 2005 el Gran Premio de la Japan Media Arts Festival. En un momento dado Azuma pensó dejar que la historia la protagonizara un gato en vez de él mismo para quitarle dramatismo al asunto pero recapacitó y al final decidió que sería bastante más gracioso hacerlo él. Aún así declara que las partes más terribles fueron eliminadas del guión original.
En cualquier caso Azuma siempre tuvo el control de toda la situación aunque no se viera así mismo tan objetivamente como lo hicieron los demás. Mención especial a su familia que lo pasó francamente mal (quizá no tanto como él) pero sí les sumió en una gran desesperación por no saber nada de él. Azuma se confiesa gran fan de Osamu Tezuka del cual aprendió su estilo de dibujar y sobretodo su sentido del humor. No dejando de lado a Rentaro Itai su mentor en este mundo que le enseñó a reflejar lo cotidiano en su trabajo.
Conclusión
Una gran obra, autobiográfica en clave de humor. El dibujo y la forma de contarlo nos ayuda a leer las peripecias del autor de forma amena y divertida, aunque en el fondo descubrimos una historia trágica de un hombre sobrepasado por la asfixiante maquinaria de la industria del manga japonés.
Lo Mejor:
- Una historia trágica contada en clave de humor, muy bien narrada
- Un gran dibujo caricaturesco.
Lo Peor:
- Que no sea un autor muy conocido aquí
- Precio, prohibitivo para los bolsillos más humildes.
Diario de una Desaparición
Editorial: Ponent Mon
Formato: Tomo A5 (150x210) rústica (tapa blanda) con solapas
Tomos: 1 (Finalizada)
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