En 2010 EDT – por aquel entonces llamada Editorial Glénat – añadió una obra más a la colección de Hiroshi Hirata, uno de los mayores representantes del jidaimono (manga dedicado a las hazañas de samuráis en la época feudal japonesa). La obra en cuestión se titula Relatos insólitos de samuráis. Este volumen único recoge siete historias cortas y autoconclusivas de samuráis, quienes se enfrentan a grandes desafíos de forma poco ortodoxa y siempre movidos por la concepción que tienen del término “honor”.
Siete minirelatos reales desconocidos
El orden en el que aparecen las historias no es aleatorio, pues se podrían clasificar en tres grupos en función de su temática central. Así, en los primeros dos relatos los samuráis se enfrentan a problemas ocasionados por factores exógenos y aparece el tema del seppuku. En la primera, titulada “Lucha contra las inundaciones en el feudo de Oogaki”, se observan los esfuerzos necesarios para contener el desbordamiento de un río que originó numerosas grietas en las presas y muertes. En un ambiente de desesperación, Hikokurou Igaki, el encargado de la presa, recurrió a métodos extremos para motivar a los lugareños a detener la inundación. El segundo se llama “Incidente de Sakai” y se basa en los conflictos diplomáticos entre el naciente Estado Meiji y las potencias occidentales. Un grupo de samuráis decidió matar a unos soldados franceses que se habían dedicado a violar mujeres niponas. Sin embargo, el gobierno galo presionó a las autoridades japonesas para que ejecutaran a dichos samuráis en una ceremonia de suicidio colectivo al que acudieron generales occidentales, quienes acabarían arrepintiéndose de haber querido presenciar cómo los guerreros se enfrentaban valientemente a la muerte.
Los siguientes dos capítulos muestran las luchas internas y conspiraciones entre los damyos de la era Edo y el maltrato de sus súbditos. El tercero, denominado “El incidente de Kashima”, permite visualizar los sangrientos enfrentamientos entre dos vasallos del clan Chou, guiados por el hambre de poder. “El clan Kanamori, Daimios de Hida”, el cuarto, relata el deseo del señor Katamori de acabar con todo sospechoso de espionaje, volviéndose loco a medida que acusa a todos de haberle traicionado.
Los últimos tres relatos cuentan historias más personales y carecen de tanta descripción histórica. En estos cobra importancia la figura de la mujer sentimental y racional a la vez. “Moshee el sirviente” se centra en el amor no confeso de Moshee, quien trabajó como doble de un revolucionario político contra el gobierno Meiji y de su antigua ama, la única persona que le apoyó cuando fue arrestado. En “Goemon el Hatamoto” el lector presencia el reencuentro entre Goemon, un antiguo samurai, caído en la desgracia del alcoholismo al no poder adaptarse a la modernización del país, y de su antiguo paje, cuyos estudios habían sido financiados por Goemon.
Finalmente, el último relato titulado “Orden de acuñación de moneda” trata un conflicto moral entre la riqueza a cualquier precio y la dignidad del pobre. Un rico acuñador de monedas dilapidador de su fortuna deseó divertirse poniendo a prueba el orgullo de un ronin, ofreciéndole una gran suma de dinero que este último rechazó tocar pese a las desgracias que le azotaron. Será su mujer quien acabe demostrando que la felicidad reside en el término medio entre gasto y austeridad.
El estilo particular de Hirata
Como buen representante del gekiga (imágenes dramáticas) histórico, Hirata combina un dibujo realista con tramos argumentales complejos. Hirata vuelve a ofrecer ilustraciones detalladas tanto en los fondos, animales, vestimenta como en los rasgos de los personajes. Los protagonistas cuentan con cuerpos que se ajustan a las proporciones reales del ser humano, sin grandes ojos, sin peinados imposibles y con presencia de arrugas e imperfecciones en los rostros. Quizá una desventaja del dibujo sea el parecido entre los personajes, difícilmente distinguibles si no fuera por la ropa.
Por otra parte, Hirata pone énfasis en la veracidad histórica para colocar a los personajes en un contexto específico, especialmente en los primeros cuatro capítulos, ofreciendo un amplio conjunto de datos y nombres, no siempre relevantes que pueden sobrecargar al lector. Además, muchos hechos requieren aclaraciones en forma de notas a pie de página facilitadas por Marc Bernabé, el responsable de la traducción.
Cabe señalar que el tomo no es apropiado para todos los públicos, pues existen escenas cargadas de naturalismo y mutilaciones, especialmente en el ritual de seppuku, las masacres de aldeanos o una breve escena sexual un tanto perturbadora.
No obstante, estos hechos no suponen una limitación para disfrutar de la lectura para un público con cierta madurez, aficionado al jidaimono profundo que se aleja de la idealización romántica de la figura del samurai. Es recomendable especialmente para los que gozaron con Héroes anónimos, una obra del mismo autor con relatos cortos basados en hechos reales protagonizados por campesinos, ciudadanos y gente humilde.
Un autor obsesionado con la fidelidad histórica
Hirata nació en 1937 en Tokio. Tras escapar de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, su padre se dedicó al negocio de bombas de agua, por lo que durante su infancia se interesó más por la electrónica que por el manga. Poco a poco Hirata se fue aficionando al cómic hasta que en 1958 consiguió publicar su primera historia y, gracias a un amigo, publicaría seis más ese año para empresas de alquiler de libros. Pero fue en los años 60, con el esplendor del género gekiga, cuando llegaría a convertirse en un referente.
Su obra con más repercusión es probablemente Satsuma Gishiden, publicada en nuestro país por Dolmen, para la cual llevó a cabo una investigación de documentación en los archivos históricos durante unos 5-10 años tal como nos ha confesado en la entrevista hecha durante en el XVII Salón del Manga de Barcelona.
Glénat-EDT decidió editar una lista de tomos unitarios recopilando historias cortas agrupadas por temas en el marco de su colección Big Manga, a la cual pertenece la obra en cuestión. Otros tomos de la colección son: Héroes anónimos, La rebelión del emblema, La venganza del guerrero repudiado, Orgullo de samurái, Promesas rotas y el recientemente publicado Asesino.
La edición
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El tomo tiene formato tomo A5 (15×21 cm), rústica (tapa blanda) con sobrecubierta, idéntico a los demás del autor y de la colección Big Manga. La sobrecubierta es roja y el samurai aparece en la portada en blanco y negro, igual que en el caso de Orgullo del Samurái. Cuenta con 232 páginas en blanco y negro y cuesta 12€.
Conclusión
Su obra se caracteriza precisamente por el perfeccionismo en cuanto a veracidad histórica, con gran cantidad de datos histórico-culturales y uso de imágenes realistas con contenido violento o sexual. Esto hace que no sean mangas aptos para lecturas superficiales, resultando a veces más didácticos que narrativos e incluso unas lecturas duras para un consumidor habitual.
Lo mejor: el lector puede presenciar las dificultades morales a los que se enfrentaban los samuráis y su forma de resolverlas, alejándose de los tópicos recurrentes. Magníficas ilustraciones, sobre todo en las páginas iniciales de cada relato.
Lo peor: exceso de datos históricos y nombres, personajes poco distinguibles. No es recomendable para menores de edad.
Ficha técnica:
Título: Relatos insólitos de samuráis
Guión: Hiroshi Hirata
Dibujo: Hiroshi Hirata
Editorial: Glénat-EDT (2010)
Formato: Tomo A5 (150×210), rústica (tapa blanda) con sobrecubierta
Precio: 12€
Nº de tomos: tomo único
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